jueves, 12 de octubre de 2023

¡¡¡Buenos días jueves!!!

 “Una disculpa fría es un segundo insulto”.  (G. K. Chesterton)  

¡¡¡Buenos días!!!

Creo que nunca nos deberíamos de cansar de escribir y hablar en contra de las guerras y de la violencia que generan. La violencia ejercida en una guerra y en un acto terrorista es, si lo pensamos un poco, el lenguaje de los débiles, de los que no tienen inteligencia y se dejan llevar por sus instintos más básicos.

Todo lo anterior no quita que la legítima defensa se ejerza ante una agresión pues el agresor injusto debe ser repelido. Sin embargo, ¿Cómo hacer compatibles esos dos aparentes planteamientos contrarios? Creo que solamente con la educación de nuestra conciencia, con la espiritualidad y subiendo lo más posible el nivel de consciencia de las personas. Pienso que no hay otra solución a los conflictos que nos rodean.

Hay que proteger la dignidad de las personas, tenemos que mejorar esa educación de las consciencias y establecer un sistema jurídico supranacional que proteja esa dignidad, un sistema judicial que no tenga intereses de ningún tipo, solo el de proteger esa dignidad de las personas.

Si nos paramos ahora y pensamos, rápidamente nos daremos cuenta de que el lugar donde personas que no se conocen ni se odian y que se matan entre sí por la decisión de otras personas que sí se conocen y se odian, pero no se matan es en una guerra.

Nuestro sentido común nos dice que muchos conflictos no se van a solucionar ni en el mismo lugar ni por las mismas personas que los provocaron, y que es necesario acudir a una instancia superior para que ayude a resolverlo; instancias que existiendo se han de remodelar o actualizar y se fuese necesario crear unas nuevas, pues visto lo visto hay que regular mejor toda la legislación internacional.

En todo caso hay una regla, que no se si está escrita, pero que debe cumplirse a rajatabla y que no puede negociarse es el asalto a la población civil. Si como hemos visto hace pocos días es necesaria una intervención humanitaria por parte de países de manden ejércitos para contener la masacre. ¿De qué manera, y a partir de qué momento crítico? En los últimos casos, creo que la situación fue clara. Por tanto, el espíritu de no violencia ha de compaginarse con la justicia, cosa también difícil en el nivel de consciencia de muchos de los protagonistas.

La cuestión es complicada, sobre todo para un católico; una nación tiene derecho a la legítima defensa, pero Jesús no tomó las armas para ir contra el invasor romano. No aportó una doctrina clara al respecto, nos dejó libertad para aplicar criterios prácticos de actuación, pero de sus palabras podemos tanto defender la teoría de la no violencia o resistencia pacífica ante la agresión, como también la defensa legítima tanto individual como de la nación: cuando se amenaza el bien común de un modo grave, en el marco del respeto de los derechos humanos y el derecho de Internacional Humanitario.

Como veis hay mucho de qué hablar. 

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