“Una disculpa fría es un segundo insulto”. (G. K. Chesterton)
¡¡¡Buenos días!!!
Creo que nunca nos deberíamos de cansar de escribir y hablar en
contra de las guerras y de la violencia que generan. La violencia ejercida en
una guerra y en un acto terrorista es, si lo pensamos un poco, el lenguaje de
los débiles, de los que no tienen inteligencia y se dejan llevar por sus
instintos más básicos.
Todo lo anterior no quita que la legítima defensa se ejerza ante una
agresión pues el agresor injusto debe ser repelido. Sin embargo, ¿Cómo hacer
compatibles esos dos aparentes planteamientos contrarios? Creo que solamente
con la educación de nuestra conciencia, con la espiritualidad y subiendo lo más
posible el nivel de consciencia de las personas. Pienso que no hay otra
solución a los conflictos que nos rodean.
Hay que proteger la dignidad de las personas, tenemos que mejorar esa
educación de las consciencias y establecer un sistema jurídico supranacional
que proteja esa dignidad, un sistema judicial que no tenga intereses de ningún
tipo, solo el de proteger esa dignidad de las personas.
Si nos paramos ahora y pensamos, rápidamente nos daremos cuenta de que el lugar donde personas que no se conocen ni se odian y que se matan entre sí
por la decisión de otras personas que sí se conocen y se odian, pero no se
matan es en una guerra.
Nuestro sentido común nos dice que muchos conflictos no se van a
solucionar ni en el mismo lugar ni por las mismas personas que los provocaron,
y que es necesario acudir a una instancia superior para que ayude a resolverlo;
instancias que existiendo se han de remodelar o actualizar y se fuese necesario
crear unas nuevas, pues visto lo visto hay que regular mejor toda la
legislación internacional.
En todo caso hay una regla, que no se si está escrita, pero que debe
cumplirse a rajatabla y que no puede negociarse es el asalto a la población
civil. Si como hemos visto hace pocos días es necesaria una intervención
humanitaria por parte de países de manden ejércitos para contener la masacre. ¿De
qué manera, y a partir de qué momento crítico? En los últimos casos, creo que la
situación fue clara. Por tanto, el espíritu de no violencia ha de compaginarse
con la justicia, cosa también difícil en el nivel de consciencia de muchos de
los protagonistas.
La cuestión es complicada, sobre todo para un católico; una nación
tiene derecho a la legítima defensa, pero Jesús no tomó las armas para ir
contra el invasor romano. No aportó una doctrina clara al respecto, nos dejó
libertad para aplicar criterios prácticos de actuación, pero de sus palabras
podemos tanto defender la teoría de la no violencia o resistencia pacífica ante
la agresión, como también la defensa legítima tanto individual como de la
nación: cuando se amenaza el bien común de un modo grave, en el marco del
respeto de los derechos humanos y el derecho de Internacional Humanitario.
Como veis hay mucho de qué hablar.
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