“Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas” (G. K. Chesterton).
El comentario del otro día deja en el aire, sobre
todo, una pregunta ¿Por qué volver al Nordkapp?
Hace muchos años que ya realicé este viaje en
coche y tengo que decir que siempre lo he considerado el viaje de mi vida, ese
viaje que siempre has soñado y que por fin un día realizas. Pero es verdad que
cuando estaba de regreso ya decidí que algún día volvería, algo faltaba. Fue un
viaje con todos los ingredientes para que lo considerara mi viaje perfecto,
aventura, emoción, naturaleza y una gran dosis de incertidumbre ante lo que nos
sucedería en cada momento.
Pero, notaba que le había faltado algo, entonces
en el viaje de vuelta no fui capaz de averiguarlo y pasados los años tengo que
reconocer que me olvide del tema. Solo sabia entonces y se ahora que tenía que
volver, tal vez lo que me mueve a volver ahora es acallar esa voz que siempre
me dice que vuelva, quizás no estuviera preparado o las condiciones no eran las
adecuadas para sentir lo que un viaje de esas características puede llegar a
ofrecer.
Se que comenzar un viaje de estas peculiaridades
sin tener un motivo claro puede parecer un desacierto y que cuando lleguen los
momentos de debilidad no tendré la motivación suficiente para afrontarlos, o
tal vez sí, tal vez será en esos momentos cuando descubra el verdadero
motivo.
De momento me conformo con ir contemplando todo
lo que vaya sucediendo a mi alrededor, observar, descubrir la belleza que pueda
descubrir en la naturaleza, en las personas y en sus obras. Intentaré ver las
cosas cotidianas como si fueran nuevas, meditar en cómo se hicieron o se hacen.
Pues las cosas no se hacen solas, alguien las hizo y por supuesto con algún
fin.
Buenos días.
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