“El viajero ve lo que ve, el turista ve lo que él ha ido a ver”. G. K. Chesterton
En los
días previos a un viaje lo queramos o no, siempre surge ese momento en el que sabes
que no puedes o lo que es peor no debes llevarte todo lo que tienes preparado. Hay
que hacer una selección de lo indispensable y dejarte algunas cosas.
Siempre
tengo para los viajes en bicicleta los cien kilos como tope máximo, y siempre
he tenido que dejarme cosas que días antes consideraba necesarias. Hasta ahora
he tenido problemas para no llegar a esa línea que no me apetece traspasar. El
año pasado en el viaje a Venecia conseguí empezar con 95 kilos, un récord que
no creo que ahora pueda igualar. Era verano, menos kilómetros y menos días.
No es
fácil decidir cuándo lo “imprescindible” ya se acerca peligrosamente a los 90
kilos: bicicleta, ciclista, material de acampada, cocina, ropa, herramientas,
electrónica y mapas. En la teoría y habiendo visto lo que llevan los
bici-viajeros más experimentados quizá sea fácil, fácil porque parece ser que
no les molesta el peso, ya sé qué existe la modalidad de no llevar prácticamente
nada de equipaje, pero a mi no me sirve pues se trata de otro tipo de viaje, del
que debería de hablar en alguna ocasión. Me gusta llevar todo lo que necesito
para viajar cómodo y que pueda pedalear, cuando acampo quiero encontrarme a
gusto y para eso debo tener casi de todo.
He
ido colocando, desde hace días, en el comedor, todo el material que tengo para
viajar en bicicleta, al que he ido añadiendo poco a poco la ropa y ahora toca
empezar a descartar. Por una parte, me alegra tener tantas cosas, supongo que
es buena señal, pero en parte ocurre como con el armario o las estanterías de
nuestra habitación. Que como no despejes de vez en cuando terminas sepultado
por libros, ropas, objetos varios… Así que, aunque cueste, de vez en cuando
toca hacer limpieza general y tirar por la ventana (metafóricamente) todo lo
que sobra. Para quedarse con lo importante.
En realidad,
no es complicado, llevare lo mismo que el año pasado con el añadido de un poco
más de ropa de abrigo y un paraguas. El truco para no sobrepasar el peso de 100
kilos se encuentra, según mi opinión, en la comida. Realizar la compra todos
los días y no cargar con un kilo o medio kilo de cada cosa. Ya se que es
complicado, pero llevar mucha variedad de comida hace que el peso total
aumente. Llevar arroz, macarrones, lentejas, alguna lata de atún, café, avena,
fruta, chocolate, frutos secos, condimentos… todo a la vez es lo que procuro
que no ocurra. Sobre todo, si al comprarlo viene en envases de un kilo o medio
kilo. Compro macarrones y como macarrones hasta que se terminen y después
compro arroz y como arroz hasta que se termine y después compro tallarines y
los termino. Más o menos ese es mi sistema.
Sea
como sea, no quiero sobrepasar los cien kilos, la manejo bien tanto en marcha
como parado ya que a veces se nos olvida que muchas veces hay que llevarla de
la “mano”, subir escaleras, llevarla por dentro de algún edificio, entrarla en
una habitación… etc.
En
fin, voy a seguir con la operación “bikini”.
Buenos
días.
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