“El viajero ve lo que ve, el turista ve lo que él ha ido a ver”. G. K. Chesterton
El
motivo principal de realizar el primer ensayo general en Cullera no estaba en el
recorrido, que es llano, ni en la belleza de sus playas, que son
extraordinarias también cuando el tiempo está en calma, el motivo principal era
ponerle a la Diverge una insignia que me viene acompañando desde hace años en todos
mis medios de transporte, medios de transporte ya sean motorizados o no, se
trata de una insignia de la Virgen del Castillo de Cullera.
Para que
la Diverge tuviera su insignia tenía que subir al Castillo como han hecho hasta
ahora todos mis vehículos. Es ya una tradición que se sustenta en una devoción
que hace que todos mis vehículos tengan que subir y llevarla.
La
bicicleta además llevara una campana que me lleva acompañando desde hace muchos
años en todas mis excursiones, ya sean a pie o en bicicleta, bueno en realidad
se trata de un pequeño cencerro suizo que me hace compañía con su sonido. También
llevare la bandera española al tratarse de un viaje internacional.
Muchos
podréis pensar en los símbolos como emblema de algo en lo que creemos y que
dicen algo de nosotros, y que se llevan a la vista ya parecen algo del pasado. Muchas
personas no terminan de comprender, no me refiero a la utilización de los
emojis a los que estamos muy acostumbrados ni a los tatuajes que se utilizan
solo como adornos, me refiero a esos símbolos que utilizamos como un método
para comunicarnos con otras personas. Es decir, aquello que supera la capacidad
verbal, que comunica su contenido. Son como archivos comprimidos: pequeños,
eficientes y capaces de mostrar su contenido a quien aprenda a abrirlos.
Muchas
veces, sin darnos cuenta, pasamos por alto el significado de muchos símbolos al
tenerlos como meros adornos o como algo decorativo. Olvidamos que todos
queremos sentirnos como parte de algo. Es curioso el resultado de respondernos
a la siguiente pregunta: ¿nos hemos parado a pensar todo lo que expresamos con
lo que llevamos puesto? La ropa, por su estilo o por la marca, la sudadera del
colegio o de la universidad, la camiseta de tu equipo o de la cuadrilla o
incluso la cruz al cuello.
Todos
sabemos lo que es un símbolo, pero no está demás que echemos un simple vistazo
al diccionario y recordemos que lo podemos definir como un objeto pequeño que
se considera como representativo de una idea, de una asociación, de una cierta
condición, etc. El símbolo de la paloma representa la paz, por ejemplo.
Conocer
los símbolos que representan a nuestras ideas nos hace tener un grado de
pertenencia mayor y nos permite comprenderlas mejor. Parece ser que la gran mayoría
de las personas necesitamos dejar bien claro quiénes somos y para ello
recurrimos muchas veces a los símbolos que nos identifiquen con nuestros
gustos, ideologías, procedencia, etc.
Me
parece que en mis viajes llevo cuatro símbolos que están a la vista y en la
cartera cuatro estampas de figuras religiosas, que también de alguna manera los
considero como símbolos de mi devoción, aunque no se vean.
La
cruz como llavero, la insignia de la Virgen del Castillo de Cullera en el
cencerro suizo y la bandera de España. Símbolos que no hace falta trasmitir su
significado ya que supongo que son de sobra conocidos. Aunque el cencerro tengo
que decir que no representa nada, pero su sonido me ha acompañado durante
muchos años en todos mis viajes y lo notaria a faltar. En la cartera las
estampas del Ecce-Homo de Pego, San Cristóbal, la Virgen de la Salud de Venecia
y un San Francisco de Asís.
Tengo
que decir que no se tratan de amuletos ni de talismanes, ya que es un error
pensar que recibiremos una protección especial contra el mal por el solo hecho
de llevarlos. Si bien nos pueden apartar del mal, su eficacia radica en creer y
en vivir según lo que representan.
No creo
en objetos con “poderes mágicos” que atraigan la buena suerte. Los veo como
expresión de mis ideas, de algo que ha ido madurando con los años y que desde el
momento que los entendí los he hecho míos.
Me
pueden ayudar, pero no lo harán si pienso que se tratan de objetos dotados de
poderes sobrenaturales. Me ayudan sólo si creo en lo que significan, de manera
que lo que me protege no es el objeto, es mí fe en lo que representa. En la
medida en que sea consciente de que al llevar esos símbolos estoy dispuesto a
vivir siguiendo sus ideas, de acuerdo con sus enseñanzas.
Si
llevo una medalla o una cruz en el llavero, es porque estoy dispuesto a vivir
siguiendo las enseñanzas que representan, si llevo la bandera de España es
porque soy y me siento español. Y no me molesta que los demás lo sepan.
En
fin, la paradoja que surge al llevar a la vista nuestras ideas, como dice
Chesterton, es que no se puede tener un ideal, de la clase que sea, sin desear
establecerlo, y, si lo establecemos, sin desear defenderlo.
Buenos
días.
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