“Hay cosas más importantes que la paz, y una de ellas es la dignidad humana” (G. K. Chesterton).
Siempre
se ha dicho y hemos escuchado que existe mayor mentira que la que da origen a
una guerra. Y es que la guerra siempre presenta las cosas de tal manera que a
alguien le pueda parecer que es necesaria.
¿Pero
es realmente necesaria la guerra desatada por Rusia para la gran mayoría de sus
ciudadanos? Unos ciudadanos que no sacan ningún provecho de los contratos
militares, que mantiene sus trabajos y sus ingresos en ocupaciones que en nada
tienen que ver con Ucrania.
¿Para
la clase media rusa, que le gusta viajar al extranjero, es necesaria la guerra?
¿O para los pobres, que se cuentan por muchos millones y que serán los primeros
en sufrir las consecuencias de las sanciones impuestas?
Entonces,
¿por qué empieza la guerra? Tal vez, aparte de Putin y del Kremlin, también sea
necesaria para la opinión pública patriótica, es decir, para los fabricantes de
mitos, para los constructores y difusores de mentiras.
Veamos,
nos podemos encontrar en estos casos con dos tipos de mentira la simple y la
ideológica. La simple puede quedar desmentida por un hecho determinado, aunque
no siempre. La ideológica nunca será desmentida por nada. Con la mentira
ideológica no sirve discutir ya que se encuentra fuera de la búsqueda de la
verdad, de los hechos, de la lógica. La mentira ideológica crea una verdad,
unos hechos y una lógica. Dicen que se libra esta guerra no solo por una
cuestión territorial, sino para “liberarse del nazismo”.
Donde
se encuentra la clave en esta postura, en la palabra “liberación”, y esto
amigos míos, no es una mentira simple, a la que se la pueda contradecir ni
desenmascarar, esta es una mentira atroz, que provoca rayos y tormentas. No le
podemos hablar de democracia, elecciones y debates. Para los rusos defensores
de esta teoría, la democracia europea es una marioneta tañida por los
americanos. En cambio, la democracia rusa, con un único líder y todos los
diputados y televisiones siguiendo al unísono su voz, es la auténtica, la popular,
y al pueblo no le hace falta más.
Si
Ucrania decide occidentalizarse, tendremos que liberarles de ese deseo,
tendremos que curarles la rusofobia que les ha contagiado Occidente. Pues todos
saben que en Occidente la rusofobia esta por todas partes. Aunque yo no me he
encontrado con esa famosa rusofobia por las calles y en cambio sí que veo y he
visto mucho antiamericanismo.
La
mentira ideológica de esta guerra, lo crean o no, viene a decir que esta
invasión se realiza esencialmente por amor, para que los ucranianos nos amen, para
que los malvados medio-rusos se conviertan en rusos buenos, obedientes, de los
nuestros. Ucrania defiende el Donbas y utiliza la fuerza para ello y nosotros
atacamos toda Ucrania para despertar sus conciencias. Aquí no se puede buscar
una lógica humana, aquí todo es caos.
No es
demasiado difícil producir ideologías, lo difícil es alcanzar esos ideales “viejos”,
esos que desde hace siglos se intentan conseguir. La ideología consiste en
cambiar la realidad y en su lugar colocar un sucedáneo, y una sociedad que solo
es capaz de ver únicamente su propio reflejo, que vive en su mundo no es capaz
de ver. Un sucedáneo que consigue transformar nuestro sentimiento patriótico en
una bestia que solo busca a quien devorar. Que busca un enemigo, lo necesita,
necesita que ese enemigo sea malvado, difícil de combatir, monstruoso.
Nos
tenemos que cuidar mucho de esas mentiras ideológicas, pues siempre tienen
fragmentos de verdad en una gran mentira. Y como en este caso llevan a la
guerra.
Buenos
días.
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