“Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas” (G. K. Chesterton).
Cuando
estamos a dos semanas de empezar a pedalear solo surgen preguntas, tal vez solo
me surjan a mí, pues ya sabéis que siempre estoy lleno de preguntas, y en estos
días en los que no cesa de llover la pregunta es: ¿acierto si empiezo a
principio de abril?
Una
pregunta en sí misma ya resulta valiosa, incluso si no le encuentro solución. Hacerse
una pregunta te mantiene en una actitud de atención, de alerta para poder responder
con lo que tengamos a mano, es más nos sitúa ante la sorpresa de lo nuevo que
nos podemos encontrar en la respuesta. Del mismo modo, la pregunta nos enseña
nuestra propia debilidad, al no encontrar una respuesta o al responder
erradamente, sabiendo que vamos a volver una y otra vez hasta que encontremos
una respuesta satisfactoria. ¡Ah! Y nos ayuda a crecer, a dar lo mejor de
nosotros en esa posible solución que encontremos.
Es
importante hacerse preguntas; ¿principio de abril es buena fecha para empezar? ¿es
para un valenciano la primavera francesa y alemana demasiado lluviosa? Preguntas
sin duda interesantes, tal vez no importantes, pero que exigen una respuesta
seria y que pueden comprometer los primeros meses de viaje.
Algunas
veces nos encontramos con preguntas que no tienen respuesta, pero en la mayoría
de los casos es porque preguntamos mal; ¿Cuántos lados tiene la rueda de la
Diverge? ¿Cuánto mide el color azul?, ¿De
qué color es un centímetro?” preguntas imposibles de responder. Son preguntas
que tienen un error de concepto. Si vemos la última pregunta veremos que
claramente no puede responderse, no es que un “centímetro” sea un concepto
contradictorio o se niegue la existencia del color, sino porque un color no es
una categoría aplicable a una medida, como el centímetro.
No
hay forma de averiguar cómo se comportará la meteorología durante tantas
semanas y por países tan distintos, así que no hay una respuesta sino varias,
tengo que encontrar las respuestas para la lluvia, el frío, el viento y el
calor, así que a buscar.
También
me resulta curioso que en más de una ocasión en mitad de un viaje me he
encontrado con algo que debe ser la respuesta a una pregunta, y tengo la
respuesta en la mano y no se la pregunta, no sé por qué se encuentra en mi
equipaje. Son respuestas que no tienen preguntas. Muchas veces tenemos muchas
respuestas, sabemos muchas cosas, pero hemos olvidado las preguntas que nos
planteamos y a las que se dirigían estas respuestas.
En
fin, como ya sabemos que para que tener algo de éxito en un bici-viaje resulta
interesante imaginar o mejor aún preguntarse lo que va a suceder, y buscar las
respuestas, voy a continuar preguntándome: ¿cómo? y ¿por qué? De todo.
Buenos
días.
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