“Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas” (G. K. Chesterton)
Puedo estar casi seguro de que
siempre he sido de la opinión de que hay opiniones que están equivocadas, que
se tienen que confrontar y discutir, aunque pueda parecer en algunas ocasiones que
no es así. Si crees en la existencia del Bien y de la Verdad puedes entonces
descubrir los errores y las mentiras. Es lo mismo que sobre el famoso dicho de
que sobre gustos no hay nada escrito, aunque existen gustos que son bastante
desagradables.
Aprendí desde joven que lo que
son respetables son las personas y no lo que estas puedan decir, tal vez porque
también aprendí que hay que maldecir al pecado, no al pecador. Estas enseñanzas
siempre han tenido enfrente el mantra típico de las ideologías progres que
decían, porque ahora parece que ya no lo dicen, que “todas las opiniones son
respetables”.
Lo que no se es si lo decían
porque estaban convencidos de ello, o más bien como una táctica para ir
haciendo respetables sus errores.
Por lo que estoy viendo estas
semanas parece ser que ya tengo clara la solución. Y es que una vez que estas ideologías
progres han alcanzado una hegemonía cultural o, de alguna forma, todos lo
resortes del poder, esta mezcla de ideologías se ha dado la vuelta y han
terminado con la respetabilidad de las minorías. Ya no son todas las opiniones
respetables sólo sirven las que siguen el pensamiento único y lo que diga la
prensa oficial.
Me alegro al comprobar que
empezamos a coincidir en algo, no todas las opiniones son respetables. Pero a
la vez me resulta alarmante que aquella respetabilidad que exigieron para sus
ideas cuando eran marginales ya no sirve ahora para nosotros, los apestados que
ya no sumamos la mitad más uno.
Hemos visto por ejemplo hace
unos días las manifestaciones en contra de la ley de educación y estoy seguro de
que las veremos contra la ley de eutanasia, que pasó el trámite parlamentario
ayer. Y, ¿para qué ha servido? Voy a poner un ejemplo que leí ayer: “En una
familia normal, cuando el padre decide que vamos de excursión, aunque cuente
con el respaldo de la mayoría, sabe que tiene que negociar si se alza alguna
voz en contra. Porque su aspiración no es solo satisfacer a la mayoría sino
tener a toda su gente contenta.” ¿Qué suelen hacer en cambio el gobierno con
las manifestaciones? Ignorarlas. Y cuando eso no es posible ridiculizarlas.
Si leemos estos días los periódicos
veremos cómo llegamos a la conclusión de que el respeto a las minorías ha
desaparecido. Leemos como todo lo que no sea mayoritario es catalogado como
bulo, de “fake” o de discurso de odio. Es triste pero los que han quedado fuera
de esa mayoría ya no tiene ideas, tienen fobias. Los que no pensamos igual ya
no somos una diversidad que se tenga que proteger sino hemos pasado a ser una
anomalía que extinguir. Mis opiniones han dejado de ser respetables y no
merecen ser discutidas porque yo ya no lo soy. Ya no se ataca el posible error
de mis ideas sino a mi por pensar diferente.
En fin, paciencia.
Buenos Días.
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