“Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas”. (G. K. Chesterton)
Día 7. 3 de junio de 2024.
Comarruga --- Gavá.
Distancia: 52,03 km.
Media: 14,46 km/h.
Desnivel positivo: 355 m.
Con esta es la tercera vez que llego
en bicicleta a Barcelona, y de como se puede disfrutar y a la vez disgustar la
misma experiencia es algo que he experimentado las tres veces en la carretera
de la costa del Garraf.
Me gusta lo que tengo a mi derecha
pero me desagrada con la misma intensidad lo que tengo a mi izquierda, me gusta
el Mediterráneo a mi derecha y odio el trafico que en todo momento tengo a mi
izquierda. La relación amor – odio en
esta carretera me ha impresionando en cada ocasión.
Por cierto, también se suele llamar a
esta carretera las Cuestas del Garraf, pues subidas hay, que es al final lo que
nos da esas vistas impresionantes sobre el mar. De todas maneras es un placer
recorrerla en bicicleta y más en esta ocasión ya que tal vez este mejor
físicamente y la he podido disfrutar más. Mi relación de amor-odio con esta
carretera se sigue manteniendo con los años.
Ahora, escribiendo esto me viene a la
mente otro de los acontecimientos donde el odio esta muy presente y existe una
ausencia casi dramática de amor. Lo recuerdo también por esa expresión de: «All
Eyes on Rafah», que estoy viendo continuamente en las redes.
Supongo que ya sabréis que es una
frase que se ha hecho viral para denunciar la última masacre cometida por el
ejército de Israel sobre la población palestina. Todos somos conscientes de que
esta tragedia nace en el contexto de una operación bélica del Estado hebreo
sobre la franja de Gaza y Cisjordania, como reacción a un ataque del grupo
terrorista Hamas en territorio israelí. También sabemos sobradamente que el
conflicto entre Israel y Palestina tiene una larga historia de muertes,
asesinatos, venganza, y terror que dura demasiado.
No voy a entrar en las causas
históricas y políticas de esta guerra, que además se sitúa en un territorio que
es considerado como sagrado para las tres grandes religiones monoteístas, sin
embargo sí que quisiera decir lo que pienso sobre la raíz más profunda de toda
guerra, y en especial de esta: el odio. Podríamos decir que una guerra es un
enfrentamiento violento y armado entre grupos que se consideran enemigos. Pero
cuando el odio habita en el corazón de las personas sus conciencias quedan
nubladas y su voz es silenciada.
Ahora es momento de preguntarse si
estamos en un momento donde el odio no nos deja ver lo más básico que nos dice
nuestra conciencia, que no es otra cosa que el famoso: “No matarás”. Un
mandamiento que a pesar de ser antiguo deberíamos de recordar constantemente y
hoy más que nunca exigir acompañado de ese otro de: “Amarás al prójimo como a
ti mismo”.
Hoy el amor no tiene mucho valor en
la política, y causa miedo la falta de escrúpulos de algunos políticos
españoles que están utilizando esta guerra para sacar rédito electoral. Espero
que las personas más normales tengamos nuestros ojos puestos en Rafah y que no veamos
más motivos para la venganza y el odio, sino una ocasión para fomentar la
misericordia, que no lo olvidemos es la forma cristiana del amor, el amor por
todas las víctimas inocentes del odio, sean del grupo que sean.
Sólo si conseguimos ese cambio en la
forma de ver el conflicto se podrá crear un camino que nos lleva a la paz.
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