“Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas”. (G. K. Chesterton)
Día 19. 15 de junio de 2024.
Alba-la-Romaine --- Pont de l’Huile
Distancia: 39’71 km.
Media: 11’60 km/h.
Desnivel positivo: 560 m.
Un día más subiendo, hoy ya nos
encontramos a 439 metros sobre el nivel del mar, estoy subiendo para pasar de
la vertiente mediterránea a la atlántica, hoy toda el agua que bajaba a mi
derecha buscaba el Mediterráneo, dentro de unos días ya buscara el Atlántico.
Después pasar Aubenas he entrado en
el parque Natural Regional de los Montes de Ardecha y, ha sido como deben ser
estos valles para que nos encanten a los ciclistas, estrechos, con río a la
derecha, mucha vegetación y por dentro del bosque, y para darle más autenticidad;
día nublado, carretera mojada y esa bruma que te obliga a limpiar las gafas de
vez en cuando. Como debe ser, pues para que esté así de verde deben tener este
clima casi todo el año. Como de ser, por estos valles en un día de muchos calor,
algo no esta en su sitio.
Hablar hoy de las cosas como son, resulta
no sé si difícil pero al menos atrevido. Vivimos en una sociedad donde nos
venden la mentira en platillos de oro; asistimos a pactos incumplidos entre las
naciones, donde sólo pusieron su firma, pero después se hizo lo contrario. Hay
manipulación en las noticias; desde cátedras universitarias se cercena la
verdad del mundo, de las cosas, de la existencia.
En fin, que la verdad no tiene hoy
carta de ciudadanía, no la han dejado entrar y salir libremente, se encuentra maniatada,
vendada, amordazada. ¿Por qué? No se quiere encontrar hoy con la verdad, pues “la
verdad, aunque no peca, incomoda”.
Un hombre auténtico es el que maneja su
persona, posee iniciativa y no nos falla, sino que es coherente y nos enriquece
con su modo de ser estable y sincero. Además un hombre veraz y auténtico es
aquel que unes sus palabras con sus hechos, es como debe ser, actúa como debe
actuar, elige en virtud del ideal que orienta su vida y no a impulsos de sus
intereses particulares; es fiable y creíble, tiene palabra de honor y
consiguientemente inspira confianza.
La mentira no puede ser ni es
rentable. Os acordáis de esa fabula de Esopo, la del pastor que hacia la broma de
que le atacaban los lobos y que al final, cuando fue verdad nadie le hizo caso.
La fábula muestra que los mentirosos sólo ganan una cosa: no tener crédito aun
cuando digan la verdad.
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