domingo, 9 de junio de 2024

Día 12. 8 de junio de 2024. Latour-de-France --- Bizanet.

     “Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas”. (G. K. Chesterton)


Día 11. 7 de junio de 2024.

Latour-de-France --- Bizanet.

Distancia: 66,14 km.

Media: 14,50 km/h.

Desnivel positivo: 503 m.

Por poco, pero he superado los 500 metros de desnivel positivo, o sea, otra etapa de media montaña, supongo que voy a tener que esperar algunos días para subir más alto. Aunque a veces te llevas una sorpresa al acumular muchos repechos, que pueden ser cortos pero como hay tantos, van sumando.

Mañana es día de elecciones, y aunque no voy a votar, esta mañana mientras pedaleaba me preguntaba: ¿Por qué debería de estar interesado en estas elecciones? La respuesta no ha sido fácil encontrarla, me ha costado bastante. Es verdad que hubiera podido responderme con una manera en que me definirá como un “buen demócrata”, pero me he liado un  poco.

Veamos, tengo la impresión que poca gente se ha preocupado por saber quién se presenta, qué promete y qué se va ha decidir mañana. No se han preocupado, ¿Y por qué tenían que hacerlo? Los que están rodeados por europeístas les habrán dicho la gran historia que tiene Europa y lo bueno que es la unión para evitar conflictos armados. Si por el contrario, sus conocidos son escépticos les habrán oído decir de la Europa de los burócratas, de la Europa de los mercaderes, de esa Europa que ha olvidado sus raíces. Todo eso son historias viejas y análisis que no conmueven hoy a la gente. Y es que cuando se habla de ese pasado glorioso, de esas raíces, se habla de algo que ya no existe, esas raíces hace tiempo que se secaron.

Estamos inmersos en una dinámica personalista, los que se asustan del cambio climático votarán a los partidos verdes; los que estas preocupados por los migrantes buscarán un partido soberanista; los funcionarios se inclinarán por aquellos que prometen no reducir el gasto social; los comerciantes a los que favorezcan el libre mercado; los jubilados a los que garanticen sus pensiones; los de izquierdas a los que den derechos a las minorías. O sea, cada uno intentara defender con su voto lo que se considere útil para protege su grupo.

Lo que sucede cuando decidimos el voto de esta manera es que disfrazamos nuestros motivos con los de el resto de la sociedad. Nos escudamos en esos ideales para conseguir el bien general olvidándonos del bien común. Y, el bien general no se suele corresponder con el bien común. Se suele pensar que el bien general es que busca el partido al que yo voto. Sin embargo el bien común no es eso. El bien común es utilizar todo lo necesario para conseguir que el bien de todos redunde en bien para todos.

El problema es que muchos personas que se sienten demócratas han caído en la tentación de mantener como guía para la convivencia el manera de concebir el hombre y el mundo desde su propio punto de vista. La intención ya no es defender una idea sino aspirar a alcanzar una cuota de poder para desde allí defender y propagar un sistema de ideas y valores que son los mismos por los que elegimos el voto.

Y así desaparece el interés y la esperanza es unas elecciones pues vemos solo un proyecto abstracto con el que no me une casi nada.

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