“Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas”. (G. K. Chesterton)
Día 18. 14 de junio de 2024.
Mondragon --- Alba-la-Romaine.
Distancia: 53,57 km.
Media: 14,92 km/h.
Desnivel positivo: 236 m.
Nuestro camino parece que esta marcado,
nos vamos al nacimiento del Loir. Hemos girado a la izquierda abandonando el Ródano
y nos dirigimos a recorrer otro de los grandes ríos franceses, pero para esa
hay que subir.
Por lo general el nacimiento de los
ríos suele estar a bastante altura, si esta mañana junto al Ródano me
encontraba a 48 m sobre el nivel del mar ya ahora me encuentro a 187, ya es una
señal de que vamos subiendo. Dentro de dos días espero llegar a los 1236 metros
que es donde se encuentra una de las tres fuentes del Loira. Pero eso ya vendrá
si es que viene.
Esta tarde le estaba dando vueltas al
motivo por el cual muchas personas votan a personas o partidos a los que a mí
no se me ocurriría de ninguna manera. La razón de este dolor de cabeza me llega
al saber como el expresidente de los Estados Unidos que ha sido declarado
culpable de 34 delitos, 34 delitos que no son pocos y, a pesar de eso, sigue pensando
en presentarse a las próximas elecciones, creo que son el 5 de noviembre. Y si
lo hace es porque piensa que le van a votar, es más resulta que tiene
posibilidades de ganar. ¿Cómo es esto posible? Una cosa es que se tengan tantas
ganas de ostentar el poder, y para conseguirlo o mantenerlo uno esté dispuesto a
hacer cualquier cosa, y otra que haya personas que voten a políticos a los que
solo interesa el poder, no para ejercerlo buscando el bien de los ciudadanos,
sino por su propio interés. Estoy seguro que, de una forma u otra, cada uno
busca su interés, pero hay grados en esta búsqueda, siendo el grado más
perverso el de buscar el poder sin importar en absoluto el bien de los
ciudadanos.
La gran mayoría de los políticos entienden
la política como un servicio al bien común y, aunque gocen de los privilegios
que conlleva el poder, están de verdad preocupados por ejercerlo con un mínimo
de honradez, decoro y buen sentido. Si no fuera así, si todos fueran corruptos,
esto sería un caos absoluto. El mal solo se mantiene porque hay más
bien que mal. El mal absoluto se destruiría a sí mismo. Si una organización
funciona, a pesar de que en ella hay quienes se aprovechan de sus bondades sin
importarles lo más mínimo el bien de los demás componentes de la organización,
es porque hay otros que la hacen funcionar. Sólo porque hay más bien que mal es
posible la vida y la convivencia.
¿Cómo es posible que haya personas
dispuestas a favorecer con su voto la subida al poder de políticos que otros
consideran poco recomendables? Eso se explica porque quienes les votan ven en
ellos cosas buenas y positivas, y consideran que aquellos a los que no votan
aún lo harían peor. Vivimos en una sociedad capaz de lo mejor y de lo peor y, a
veces, no es fácil saber donde empieza y acaba lo bueno y lo malo. Precisamente
por eso cada uno debemos asumir nuestras propias responsabilidades y seguir los
consejos de nuestra conciencia, aún a pesar de que, precisamente haciendo el
bien, mantenemos el mal. Combatir el mal con el mal es perjudicial para todos,
todos, todos. Así se explica que en las guerras todos pierdan y nadie gane. El
bueno por excelencia, el Justo en el mejor sentido de esta palabra, es el que,
lejos de devolver mal por mal, respondía con una bendición.
No hay comentarios:
Publicar un comentario