“Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas”. (G. K. Chesterton)
Día 11. 7 de junio de 2024.
Bizanet --- Vias.
Distancia: 60,67 km.
Media: 16,26 km/h.
Desnivel positivo: 180 m.
Buen día de ciclismo, lastima que por
la tarde las tormentas me hayan obligado a esperar a que se tranquilizarán para
poderme instalar. Han sido casi cuatro horas las que he estado en la recepción
del camping esperando para poder montar la tienda.
Pero la espera no ha sido tiempo
perdido, he podido repasar las etapas siguientes y he estudiado algunas variantes,
variantes que quizá dentro de algunos días podré utilizar si fuese necesario.
Cuando comienza el viaje, todo esta
por llegar, las etapas aún no han sido vividas ni recorridas y se encuentran
por delante. Son todos los recorridos que aún se nos tienen que presentar. Los
que tomaremos y los que no. Todo son posibilidades. Seguramente al mirar
adelante te imaginas mil escenarios. Y en todos ellos pones tus expectativas y
deseos. Lo que te atrae lo ves con ilusión. Lo que no te gustaría que
ocurriera, con temor.
No se puede pensar que vamos a poder
recorrer todos los itinerarios que hemos planeado. No es fácil que así sea.
Cuando se nos planteen encrucijadas, elegiremos. Cuando se nos planteen
alternativas, asumiremos que optar y renunciar a menudo son parte de la misma
decisión. Y sí, claro que sí, las renuncias cuestan. Pero merecerán la pena
cuando exista un motivo suficiente, cuando una pasión, un convicción, una
intuición tire con fuerza de nosotros y nos hagan cambiar. Hay que pensar bien
antes de empezar a pedalear cómo vamos a usar esa libertad para hacer los cambios.
Sucede algo diferente cuando ya has
terminado un viaje o lo estas acabando. Muchos caminos no elegidos están por
detrás, ya han quedado atrás. Son los caminos que no escogimos. La tentación de
querer volver a esas mismas encrucijadas es grande y fantasear con lo que
hubiera ocurrido si en lugar de este cruce hubiera elegido este otro. Pensar,
con cierta nostalgia, en lo que habría sido ese viaje de haber tomado tal o
cual decisión… Y digo tentación porque, aunque es verdad que hay opciones que
aún pueden tomarse, hay otras que ya no. Porque aunque un viaje se puede volver
a repetir en la vida muchas veces no se puede. Porque ya no vuelves a ser el
mismo aunque repitas el viaje años después, (todo lo más, puedes querer
aparentarlo, y esto a menudo es un gran error).
Por eso, no nos podemos dejar atrapar
por esa sensación de cierta nostalgia causada por las decisiones que no
tomamos. Tenemos que apreciar lo que hicimos, las alternativas que escogimos, y
el viaje que sí estamos haciendo.
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