“Puede ser que los amigos deban pasar la fase en que sean inseparables, para poder llegar a aquella fase en que pueden ser separados sin peligro” (G.K. Chesterton)
Día 20. 16 de junio de 2024.
Pont de l’Huile --- Sainte-Eulalie.
Distancia: 34,51 km.
Media: 7,94 km/h.
Desnivel positivo: 980 m.
Ya estoy en la vertiente atlántica,
ya puedo decir que la cerveza que beba de ahora en adelante ya no terminara en
nuestro mar mediterráneo. Ha costado, si veis los números lo comprenderéis
enseguida, pero ya ha pasado, al igual que he pasado por las fuentes del Loira,
y he podido dormir ya muy cerca de él.
Ahora desde la cabecera del río voy a
intentar seguirlo hasta el Atlántico, la vía verde comenzará dentro de varios
centenares de kilómetros, pero hasta entonces procuraré estar lo más cerca
posible. En realidad hasta Cuffy que es desde donde oficialmente comienza La
Loire à Vélo, me quedan 327 km.
Pero todo se andará, “si Dios quiere”.
En la cultura tradicional cristiana, utilizamos en bastantes ocasiones la
coletillas “si Dios quiere”, ejemplos tenemos muchos por ejemplo cuando nos
despedimos de otra persona, se suele decir “hasta mañana, si Dios quiere”. O si
organizamos algo, se suele decir que el acto se celebrará “Dios mediante”. La
coletilla “si Dios quiere” es importante para un creyente. Resulta fundamental,
porque creemos que nuestra vida está en manos de Dios y no en las nuestras. Uno
vive mientras Dios quiere y nadie sabe el día ni la hora en que se nos va a llamar
a su presencia.
Todo lo anterior es en la cultura
tradicional cristiana, pero nuestra sociedad, donde el hombre moderno ateo o
agnóstico se ha convencido de que Dios no existe; que Dios ha muerto; y si no
ha muerto, Dios resulta irrelevante, la mayoría de las personas piensan que el
paraíso lo van a crear ellos mismos en la tierra. Porque, en realidad, no hay
esperanza en un más allá. No hay transcendencia. No hay nada que vaya más allá
de la realidad natural (nada metafísico). La salvación tiene que ser puramente
natural (naturalismo), inmanente: el paraíso estará aquí, en este mundo o no
estará. El hombre es dios y todos juntos vamos a construir un mundo: sanidad y
educación gratis para todos; renta básica universal, aprobado general para todo…
En esta sociedad todo debe ir bien, todo
será placer y felicidad; bienestar, lujo y descanso. Y cuando llegue la
enfermedad, el dolor o el sufrimiento, la solución es la sedación, la droga,
los antidepresivos, los ansiolíticos; y, llegado el final, la eutanasia (la
sedación final). El progreso es el gran mito, la gran mentira de la modernidad.
Pero toda esa modernidad se viene debajo de la noche a la mañana por
culpa de un virus. La pandemia puso el mundo patas arriba. No puedo sino
esbozar una sonrisa sarcástica cuando escucho esos eslóganes: “Todo va a salir bien”.
“Todos juntos saldremos de esta crisis”…
Nadie sabe lo que nos depara el
futuro. Nadie sabe cómo va a evolucionar el mundo. Nadie sabe nada. Sólo Dios
sabe. Todo saldrá bien, si Dios quiere. Todos juntos saldremos de esta crisis, Dios
mediante.
En fin, seguimos el viaje, si Dios
quiere.
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