domingo, 2 de junio de 2024

Día 5. 1 de junio de 2024. Playa de Alcanar – Miami Platja.

     “Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas”. (G. K. Chesterton)


Día 5. 31 de mayo de 2024.

Playa de Alcanar – Miami Platja.

Distancia: 70, 43 km.

Media: 15,54 km/h.

Desnivel positivo: 461 m.

Si nos fijamos en el desnivel positivo de las etapas veremos que cada día es un poco más alto, ya estoy muy cerca de superar los 500 metros que es desnivel acumulado que considero ya una etapa de media montaña.

Una cosa que quisiera explicar un poco, es el tema de la velocidad media. Se trata de una cuestión a la que le doy mucha importancia, no tanto al resultado final sino más bien a la que me gusta mantener durante el recorrido para calcular la hora de llegada, y por tanto la hora de salida. He de decir que mi velocidad media base, o sea la que uso para realizar mis cálculos es de 13 km/h.

¿Qué quiero decir con esto? Que el 13 es el numero por el que divido los kilómetros para saber el tiempo que tardaré en recorrerlo. Cuando empiezo a pedalear mi objetivo es llegar a la media de 13 km/h lo antes posible, y eso quiere decir que “empujare” hasta alcanzarla. Después de más o menos una hora ya lo habré conseguido y, será a partir de entonces cuando dejo de “empujar” y me dejo llevar por la bicicleta, siempre que me mantenga en esa media.

¿Quiere eso decir que voy frenando? Pues no, la dejo libre, que sea ella la que elija, yo solo me encargo de mantenerla en marcha. De ahí que mis etapas sean más un paseo que otra cosa. Mientras en mi cuenta - kilómetros se encuentre la velocidad media por encima de 13 km/h el plato grande descansa. Mientras se mantenga esa media, las subidas, son subidas con el “molinillo” y haciendo el mínimo esfuerzo posible.

Me gusta la velocidad, sobre todo en las bajadas, aunque con las alforjas esa velocidad disminuye mucho, pero freno lo menos posible, lo que quiero decir es que una cosa es la velocidad en la que vamos en una etapa y otra muy distinta la prisa.

No tengo prisa, viajo tranquilo, eso si, si hay que salir temprano no tengo ningún problema, prefiero ir sin prisa que intentar ir lo más rápido posible. Veamos, la velocidad conlleva un riesgo, es verdad, pero el riesgo es afirmación, y por eso tiene algo de noble. En cambio, la prisa es siempre negativa, ya que nuestra una falta de confianza en nuestras previsiones.

Vivimos en un mundo donde siempre se va con prisas, no se quiere esperar. Se piensa que cualquier tipo de aplazamiento causa un desequilibro emocional e infelicidad.  

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