viernes, 9 de julio de 2021

Empezamos.

    ¡Por fin!, hemos tenido que esperar mucho más de un año, pero ha llegado la hora de empezar un viaje de largo recorrido.

Dentro de unas horas, antes de que caliente el sol y cuando desayune, me subiré a la bicicleta y a una velocidad media que se encontrará entre 10 y 15 kilómetros la hora y, durante 5 o 6 horas diarias de media me iré desplazando por carreteras y caminos de segundo o tercer orden, alejándome y acercándome. Separándome de mi último lugar de pernocta y aproximándome a mi próximo lugar de acampada. Y así hasta que me canse y vuelva a casa o termine este proyecto que voy a empezar.

Decía Chesterton “hay dos maneras de llegar a casa, y una es quedarse en ella”, ahora voy a utilizar la otra. Resulta que cuando te encuentras a cierta distancia, y vuelves la mirada atrás descubres que tu propia casa es ese lugar grandioso en el que siempre quisiste estar. Un lugar que había pasado desapercibido a nuestra mirada por encontrarnos tan cerca y por la enormidad de sus dimensiones.

En otras palabras, lo que quiero decir es que la mejor perspectiva para un hombre de ver y entender su tierra, su casa y su hogar es la de hallarse precisamente fuera de ella. Cuando hacemos el esfuerzo de contemplar todo el conjunto desde fuera, nos encontramos con que realmente se parece a lo que desearíamos que fuese nuestro hogar por dentro.

Este viaje, igual a como deberían ser todos los viajes, como dice, y es que no puedo evitarlo, también Chesterton, va a intentar cumplir con el mismo objetivo; “El amplio objeto de un viaje no es poner el pie en tierra extraña; es poner el pie, al fin, en nuestro propio país como en una tierra extraña”.  Y en esto estamos.

Buenos días. 

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