viernes, 16 de julio de 2021

De Aliaga a Alcorisa.

 Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para  hay que tener ideas” (G. K. Chesterton).


Hoy he pasado por el cañón de  Aliaga, impresionante, creo que más que cañón lo denominan Parque Geológico de Aliaga, increíble la belleza que ha labrado la naturaleza, lo que unido a la soledad que me ha acompañado hasta los últimos kilómetros, me ha hecho pensar en la tranquilidad que se vive en esta parte de Teruel.

Me he encontrado con tal cantidad de denominaciones para reconocer unos derechos a la naturaleza que ya no se la diferencia, tampoco me he interesado mucho, puesto que procuro respetarla sin fijarme si existe algún cartel.

Reconocer derechos a la naturaleza responde como todos sabemos a la idea de protegerla frente a la acción del hombre, aunque hay que recordar que la naturaleza dejada a sí misma mantuviera siempre una buena autorregulación.

Es verdad que muchas veces el hombre no cumple su papel de eficaz administrador de la naturaleza y por eso se promulgan leyes para defenderla.

Sin embargo, si empezamos a recordar la gran cantidad de normas y leyes que existen nos habremos dado cuenta que algunas son exageradas en la concesión de derechos a animales y plantas.

La pregunta que me hacia es: ¿Hasta dónde vamos a llegar?, Ya se que muchos dicen, y tal vez tengan razón, que esas leyes reflejan el progresivo esfuerzo por proteger la dignidad de todos los seres vivos, pero una cosa es dar reglas que ayuden al hombre en su responsabilidad de administrador responsable de la naturaleza y otra convertir a la fauna y la flora en titulares de derechos.

Aunque parezca que esta tendencia responde a una conciencia más fina, hay que pensar que esto no significa una mejora del modo en que tratamos a las personas.

Lo que me preocupa y lo que me ha mantenido unas horas dándole vueltas, es esa idea cada día más actual de ver al hombre como una especie más, de modo que dar por supuesto que los seres humanos son superiores a los de otras especies sería algo tan desfasado como el racismo.

Y como, a fin de cuentas, siempre necesitaremos utilizar a los animales y a las plantas, el riesgo es que nos acostumbremos siempre a instrumentalizar también a algunos ejemplares de esa otra especie más que el ser humano.

De hecho, a algunos ya no ven la diferencia entre la experimentación con embriones de algunos animales y con los de los humanos que es contraria a la dignidad humana.

En fin, se ve que el sol me ha dado muy fuerte hoy.

Buenas tardes.

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