“Aburrirse es besar a la muerte”. Ramón Gómez de la Serna.
Playa
Penarronda - Luarca. 22/07/23
Distancia: 47,24
km. Media: 14,46 km/h. Altura: 506 m.
Según va avanzando julio
me voy dando cuenta que el ambiente en los campings va cambiando, ya empiezan a
aparecer los niños por todos los sitios, y parece que la tranquilidad en ellos
empieza a sufrir.
Estoy seguro que muy
poca gente duda de que el concepto de vacaciones es cambiante. Nos encontramos
con los que elijen la playa, otros la montaña. Unos aprovechan para irse al
extranjero y a otros se quedan en España, y los hay que no pueden hacer nada
más que tumbarse en la piscina. El pueblo o la ciudad, el norte o el sur. Y por
supuesto también varían los estilos, desde el clásico Benidorm que encandila a
una generación a las costas de Cádiz entre algunos jóvenes de ahora, o qué
decir de las puestas de sol en Galicia o Baleares. Y así, tantos gustos como
personas y posibilidades que ofrece el mercado del turismo.
Las vacaciones están
hechas, fundamentalmente, para descansar, para mirar nuestra vida desde otro
punto de vista, para hacernos más humanos, para darnos cuenta de lo importante,
y quizás para volver a nuestras raíces existenciales. No se trata de darse
cuenta de la suerte que se tiene, sino de descubrir las vacaciones como una
sana necesidad que nos debe hacer mejores, no verlas sólo como un derecho
adquirido o una exigencia para la mayoría. Al fin y al cabo, el descanso de
cada uno se fundamenta en nuestros orígenes, donde se buscaba proteger a las
personas y no hacerlas victimas de una sociedad de consumo que nos obliga a
producir cada día un poco más.
Las vacaciones no es
tiempo de no hacer nada, sino de hacer otra cosa, que complemente nuestra vida,
que ayude al descanso, que nos dé oportunidad de desarrollar aspectos que no
pueden desplegarse en el ritmo normal del año.
En fin, aprovechemos
estos tiempos de vacaciones.
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