“Los cuentos de hadas superan la realidad no porque nos digan que los dragones existen, sino porque nos dicen que pueden ser vencidos” (G. K. Chesterton).
Nigrán ---
Cesantes.
Distancia: 35,01
km. Media: 12,17 km/h. Altura: 464 m.
Etapa corta
pero dura, donde he cruzado Vigo siguiendo la flecha amarilla del Camino de
Santiago, lo que me ha permitido ver desde arriba toda la ría con el puente que
la cruza, buenas vistas sin lugar a dudas.
Todos sabemos como
dice la frase: “Cuanto más empinado es el camino, más rápido se eleva hacia
horizontes cada vez más amplios”, esto es así en casi todos los aspectos de la
vida y en la bicicleta también, hay que subir.
Para los que
nos gusta subir puertos y contemplar las vistas que se pueden observar, ya sea
cuando subes o cuando bajas, puedo decir que estoy de suerte. Y estoy precisamente
de suerte porque sin subir grandes puertos puedo disfrutar todos los días de
buenas vistas.
Reconozco que tantas
visiones espectaculares invitan a pensar. Cuando desde la lejanía te pierdes
contemplando cómo una playa se presenta ante tus ojos, te surgen preguntas; a
veces, intuyes respuestas, pero sobre todo, te sabes agradecido por poder
contemplar un paraje tan bonito y das gracias por lo contemplado. Te das cuenta
de que muchos parajes que muchas veces nosotros miramos como rutinarios, se
convierten en algo que te enmudece.
Así es en nuestra vida. Nos olvidamos de alegrarnos
con las pequeñas sorpresas que aparecen detrás de una curva, dejamos de ver ese
pequeño detalle a veces tan delicado que surge en la suave mirada del que nos
observa al pasar. Nos olvidamos de dar gracias por las evidencias. Creemos
tener derecho a la salud, a una vida ordenada, a ciertas pautas que se repiten
en nuestro día a día. Dejamos de apreciar lo que tenemos delante como un don y
lo exigimos como un derecho.
No reconocemos
en la paz que nos rodea una gracia inmerecida. No valoramos los logros pequeños
que vamos obteniendo y pensamos que es lo mínimo que podemos tener. Nos quejamos.
¡Qué fácilmente nos quejamos de lo que nos falta! Es una pena, porque no
aprovechamos la vida.
Una persona
agradecida es un corazón feliz y contento. Cuanto más sepamos agradecer más paz
tendremos en el alma. Agradecemos cuando somos pobres de espíritu, cuando no
nos creemos con derecho a nada, cuando vemos todo como un don inmerecido. Es la
alegría por aquellas cosas de nuestra vida que parecen poca cosa.
A veces la
memoria flaquea y olvidamos. Vamos de experiencia en experiencia sin
reflexionar, sin saborear la vida.
A veces se nos
olvida cómo vivir. Porque vivir es algo que no siempre logramos. La vida
siempre vuela.
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