“Nuestra perfección no consiste en hacer cosas extraordinarias sino en hacer perfecto lo ordinario” – San Gabriel de la Dolorosa.
Cesantes ---
Campanario.
Distancia: 49,50
km. Media: 13,69 km/h. Altura: 541 m.
Vamos cambiando
de ría prácticamente después de cada recodo, hoy he cruzado Pontevedra y me he
detenido en la ría de Arosa a pasar la noche, vistas espectaculares, como todos
los días.
Pienso que hay
que tener mucha calidad personal para plantearse algunas preguntas, para no
querer dejar pasar la vida sin pena ni gloria. Por eso hay tanto miedo a que se
nos pase la vida y nos la encontremos tirada en la basura, que no la hayamos
vivido a fondo, de habernos equivocado en todo. ¿Es posible hacer de la vida algo hermoso y
grande?
Voy aprovechar
para crear ahora un cierto desasosiego que ayude a despertarse de esta fácil
modorra en la que solemos caer. ¿Cómo estoy gastando mi vida? ¿La estoy
malbaratando, tirando? ¿Renuncio a los sueños que tuve en mis mejores momentos?
Para poder responder a estas preguntas, es importante saber que nuestra vida no
existe por casualidad, no es casualidad. Esto es fundamental. Pues entonces nos
damos cuenta que de alguna manera soy necesario. Hay un proyecto precisamente
para mí. Mi vida es importante y también necesaria.
No hay, por lo
tanto, que tener miedo de hacernos preguntas, de estar a solas con nosotros
mismos, de pensar. Hay que atreverse a ser diferentes, a llamar la atención, si
es el caso; a movernos, aunque no salgamos en la foto. Conformarse con lo
políticamente correcto, vivir de eslóganes de los demás, mimetizarse con la
vida, callar, aburguesarse, venderse al mejor postor no es digno de la persona
humana.
Con frecuencia hoy
en día el hombre no sabe lo que lleva dentro, en lo profundo de su ánimo, de su
corazón. Muchas veces se siente inseguro sobre el sentido de su vida en este
mundo. Se siente invadido por la duda que se transforma en desesperación.
En muchas
ocasiones tenemos miedo de nosotros. Nos miramos y nos horrorizamos. Tenemos
pánico al silencio, a la soledad porque no queremos reconocer a ese yo que soy
yo. No nos gustamos y nadie acaba de agradarnos. Esto es debido a que nos
fijamos más en lo que hacemos que en lo que somos.
Hay que
recuperar ese proyecto original para el que hemos sido hechos. Hacer de la vida
algo grande y hermoso. Llenarla de sentido sabiendo que somos queridos y dando
ese amor que hemos recibido a los demás. No tener miedo de volver, de
rectificar, de recomenzar. Todavía es posible. Basta darse cuenta y la vida te
cambia.
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