miércoles, 19 de julio de 2023

Muros de San Pedro --- Cee. 14/07/23

    "Nuestra perfección no consiste en hacer cosas extraordinarias sino en hacer perfecto lo ordinario” – Gabriel de la Dolorosa.

Muros de San Pedro --- Cee.

Distancia: 40,69 km. Media: 14,37 km/h. Altura: 473 m.

Hoy un día diferente, hemos conseguido desmontar en seco, y cuando ha empezado a clarear el día nos hemos puesto en marcha, justo en el mismo momento en que ha empezado a llover, una lluvia no intensa que no molestaba pues iba acompañada de un fuerte viento del sur que por suerte era a favor.

En fin, hemos llegado al camping con lluvia y he decidido subir mañana al faro de Finisterre, quería hacerlo hoy pero el fuerte viento y la lluvia me dicen que es mejor esperar a mañana, así que mañana será un día de descanso activo.

Cuando planeas un viaje de largo recorrido hay que contar que la ventisca y el aguacero, con los chaparrones, forman parte del guion, lo normal es tener un capitulo dedicado a ellos.  

He sufrido en otras ocasiones tormentas como la de hoy, y es que cuando la naturaleza se desata, lo único que sientes es miedo y una gran impotencia. Entonces se agradece tener pensado que hacer en estas circunstancias. Las tormentas a veces también pueden ser personales, de pronto todo se pone negro, a vida no está libre de temporales y aguaceros. ¿Qué hacer?

Leí, no recuerdo donde, que: “Cuando el tren ingresa en un túnel y todo se pone oscuro, tú no tiras tu billete y saltas del tren. Te quedas sentado y confías en el conductor del tren”. En estos casos cuando la tormenta es más fuerte de lo que habías previsto también hay que esperar: ser fuerte y aguantar, y saber que pasará. La naturaleza nos enseña a vivir, nos invita a luchar.

Al igual que en el amor, las tempestades son una experiencia transformadora a través de la cual adquirimos más seguridad como ciclo-viajeros, nos hacen fuertes. Una vez que ha pasado, nos dejan la satisfacción del que ha protegido su tesoro, incluso lo ha aumentado. Hay que contar con ellas: saber que sufrimos porque estamos vivos. Las filosofías orientales nos pueden presentar como ideal otro tipo de vida: no sientas y no sufrirás. Como si lo sublime fuera un estado de ánimo que se caracterizara por la tranquilidad y la total ausencia de deseos o temores.

Contar con la ventisca y el aguacero, con los rayos y truenos, con los chaparrones es signo de vida, lo normal. Siempre son fructíferos y ponen las cosas en su sitio. Prueban el amor verdadero y si somos buenos ciclo-viajeros.

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