"Nuestra perfección no consiste en hacer cosas extraordinarias sino en hacer perfecto lo ordinario” – Gabriel de la Dolorosa.
Muros de San
Pedro --- Cee.
Distancia: 40,69
km. Media: 14,37 km/h. Altura: 473 m.
Hoy un día diferente,
hemos conseguido desmontar en seco, y cuando ha empezado a clarear el día nos
hemos puesto en marcha, justo en el mismo momento en que ha empezado a llover,
una lluvia no intensa que no molestaba pues iba acompañada de un fuerte viento
del sur que por suerte era a favor.
En fin, hemos llegado al
camping con lluvia y he decidido subir mañana al faro de Finisterre, quería
hacerlo hoy pero el fuerte viento y la lluvia me dicen que es mejor esperar a
mañana, así que mañana será un día de descanso activo.
Cuando planeas un viaje
de largo recorrido hay que contar que la ventisca y el aguacero, con los
chaparrones, forman parte del guion, lo normal es tener un capitulo dedicado a
ellos.
He sufrido en otras
ocasiones tormentas como la de hoy, y es que cuando la naturaleza se desata, lo
único que sientes es miedo y una gran impotencia. Entonces se agradece tener
pensado que hacer en estas circunstancias. Las tormentas a veces también pueden
ser personales, de pronto todo se pone negro, a vida no está libre de
temporales y aguaceros. ¿Qué hacer?
Leí, no recuerdo donde, que:
“Cuando el tren ingresa en un túnel y todo se pone oscuro, tú no tiras tu
billete y saltas del tren. Te quedas sentado y confías en el conductor del
tren”. En estos casos cuando la tormenta es más fuerte de lo que habías
previsto también hay que esperar: ser fuerte y aguantar, y saber que pasará. La
naturaleza nos enseña a vivir, nos invita a luchar.
Al igual que en el amor,
las tempestades son una experiencia transformadora a través de la cual adquirimos
más seguridad como ciclo-viajeros, nos hacen fuertes. Una vez que ha pasado,
nos dejan la satisfacción del que ha protegido su tesoro, incluso lo ha
aumentado. Hay que contar con ellas: saber que sufrimos porque estamos vivos.
Las filosofías orientales nos pueden presentar como ideal otro tipo de vida: no
sientas y no sufrirás. Como si lo sublime fuera un estado de ánimo que se
caracterizara por la tranquilidad y la total ausencia de deseos o temores.
Contar con la ventisca y
el aguacero, con los rayos y truenos, con los chaparrones es signo de vida, lo
normal. Siempre son fructíferos y ponen las cosas en su sitio. Prueban el amor
verdadero y si somos buenos ciclo-viajeros.
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