"Nuestra perfección no consiste en hacer cosas extraordinarias sino en hacer perfecto lo ordinario” – Gabriel de la Dolorosa.
Campanario --- Porto
do Son.
Distancia: 43,22
km. Media: 12,68 km/h. Altura: 672 m.
Una de las cosas que me
tiene descolocado en este viaje es la meteorología, la temperatura máxima casi
nunca sobrepasa los 23 grados lo que unido a un viento fresco hace que cuando
me bajo de la bicicleta no me encuentre cómodo.
No hay ningún problema
pues solo es cuestión de ponerse una capa más de ropa, sin embargo no era lo
que tenia previsto, esperaba más calor y por supuesto más sol.
Alguien dijo una vez que
muchas de las preguntas que hacemos tienen una fuerza que no encontramos en las
respuestas. Si nos detenemos un instante a pensar, podemos comprender que esta
afirmación tiene mucho de cierto; que solo mientras nos preguntamos algo, existe
en nosotros una fuerza, un interés que desaparece en cuanto se sacia nuestra
curiosidad. Preguntarse en la vida es lo que nos mantiene en búsqueda… ¿Cómo
son nuestras preguntas?
Tenemos que tener en
cuenta primero que no todas las preguntas son iguales. A veces nos surge una
pregunta, algo nos llama la atención, queremos saber… y nos basta con una
búsqueda rápida en internet para satisfacer esa pregunta. Pocas curiosidades
aguantan en nuestra mente más de un rato, en seguida son satisfechas con mucha
más información de la que podemos asimilar. Este tipo de cuestiones, tienen un
peligro: y es que a costa de ser respondidas en cuestión de segundos,
acostumbran a nuestros deseos a moverse a esas velocidades.
Hoy otro tipo de
preguntas, las importantes, las que no pueden ser respondidas con un clic. Son
preguntas que se mueven a un ritmo distinto y tienen que ver con el interior de
las personas y de la vida. Esas preguntas son difíciles de formular. A veces
quedan ahí, en un rincón de nuestra vida, pero mientras permanecen vivas son
como unas brasas que se vuelven a encender cada vez que la vida las sopla. Esas
preguntas nos hacen humanos y son tan importantes como el aire que respiramos…
a veces también igual de olvidadas. Por eso no podemos acabar de otra forma más
que preguntándonos: ¿siento vivas en mí las preguntas radicales? Creo que si
lees esto es porque buscas… ¿Cuáles son las tuyas?
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