¡¡¡Buenos días!!!
El
despertarse y estar todavía media hora para levantarse nos da la oportunidad de
poder recapacitar y, aunque esto siempre tendría que ser bueno a veces produce
un verdadero dolor de cabeza. Esta mañana de sábado es uno de estos días en que
la reflexión me provoca incertidumbre.
¿Cuánto
vale mi vida? Reflexión sencilla y lógica, con una respuesta inmediata: mi vida
vale igual que todas las otras. Sin embargo, tengo la impresión de que no todas
las personas lo tienen claro. Veamos, toda vida humana vale, y vale lo mismo, y
vale más que todo lo que existe, incluso que todo el universo. Y vale no en
términos de utilitarismo, pragmatismo, etc. sino que mí vida y tu vida vale por
sí misma, su valor no puede ser clasificado dentro de las medidas que algunos o
la mayoría dicta, sino que es invaluable porque radica en su ser persona.
No parece muy complicado entenderlo, aunque da
la impresión de que sí que lo es. Que le vamos a hacer, habrá que continuar
explicando que la persona siempre es más; más que su cuerpo, sus ideas, sus
sentimientos, la persona es siempre más que su fuerza física, su salud o
enfermedad, más que su nacionalidad, color de piel, más que el tiempo que tiene
de existir, si vive dentro o fuera del seno materno, si es culto o no ha tenido
la oportunidad de estudiar, o no ha querido… más que sus creencias religiosas y
preferencias personales.
Somos más...
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