¡¡¡Buenos días!!!
Lo sé, el otro día no deje muy satisfechos a
algunos de vosotros, ya sé que el optimismo, ponemos por ejemplo de un enfermo
puede ayudar en su curación. Pero también me tendréis que reconocer que también
puede causarle la muerte, sobre todo si se le anima a no seguir las
indicaciones del médico y se le manda a la medicina alternativa. Siguiendo un
poco más con algunos ejemplos, otra vez me tendréis que reconocer que ninguna
clase de optimismo ha librado a nadie de un terremoto.
El optimismo es una falsa esperanza para uso
de los que no se atreven a actuar y no quieren pensar ni sacar conclusiones.
Veamos, una
sociedad como la nuestra debería tener esperanza en el futuro y no ser
optimista ante él, tendría que ser capaz de elegir y hacer piña en torno a sus
élites, lo cual no quiere decir a una tal o tal otra clase de ciudadanos, sino
alrededor de aquellos que están dispuestos a correr un riesgo. El riesgo de
pensar y actuar, y es que un pensamiento que se está quieto no vale gran cosa,
y realizar un acto que no se piensa no vale nada.
¿Una
sociedad como la nuestra piensa? Puedo contestar que sí. El pensamiento de un
pueblo, como el nuestro, no es en absoluto la suma de las opiniones variadas de
todos sus intelectuales que piensan, en la mayoría de los casos, según sus
estados de ánimo en cada momento. El pensamiento de un pueblo es su vocación
histórica.
¡Ah, pero
esto no es moderno!
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