martes, 27 de diciembre de 2022

¡¡¡Bienvenido, martes!!!


¡¡¡ Buenos días!!! 

Esta mañana me he despertado, tal vez por el día que es, con la sensación de sentirme mayor, como diciéndome: ¡Esto es el que hay!, y es verdad, es que, sí, ya soy mayor, lo soy. Tengo que pisar el suelo. Dejarme de ensoñaciones. Gritar a las cosas por su nombre. 

Me parece claro que, los que tenemos ya una edad, tendríamos que aprender a envejecer.

Espero no estar ofendiendo a nadie al decirlo, me lo digo a mí mismo. El paso del tiempo tiene sus leyes que, hay que aceptarlas, y si lo hacemos nos ayudarán a estar serenos, a ser felices. Los años creo que nos han dado sabiduría, experiencia y también límites. Estos no son negativos, tienen la misión de protegernos: ya no podemos hacer ciertos deportes, ni llevar cargas pesadas, tenemos que descansar. 

El cuerpo no responde igual que a los veinte años. Hay que jubilarse con gusto de actividades que antes hacíamos. Sería una tontería forzar el cuerpo y una locura malgastar la sabiduría acumulada en pro de una soñada adolescencia, gracias a Dios ya superada.


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