“Puedo creer lo imposible pero no lo improbable” G. K. Chesterton.
Hace
días que voy siguiendo un chat donde se está tratando el problema de nuestra
agricultura y de nuestra economía en general, y si bien no soy un entendido en
esa cuestión, no hay duda de que tengo una opinión, tal vez no de cómo se puede
solucionar, pero si al menos del porque no se soluciona, y no se solucina porque no se quiere el ver el problema.
Buscando
información el otro día me encontré con un artículo que citaba una noticia de BBC
News, de marzo de 2021, en la que comentaba que en el año antes de la
pandemia se calcula que hubo 931 millones de toneladas de alimentos
desperdiciados, es decir, concluía que alrededor del 17% de la producción
mundial total de alimentos se tiró a la basura. Si esto es verdad, no hay duda de
que nos encontramos en un mundo donde el sistema económico predominante falla,
pues todos sabemos que existe el hambre en el mundo y no poca.
Tenemos
un sistema económico que destruye alimentos, y mientras se muere de hambre al
mismo tiempo se muere de obesidad. Si esto no se le puede llamar un desastre
económico entonces ya no sé a qué se le puede llamar un desastre.
Siempre
he entendido que la economía no es otra cosa que la administración de los
recursos para satisfacer nuestras necesidades, nuestras necesidades o sea las
de todos. Ese pienso que es el funcionamiento: administrar recursos para
satisfacer necesidades. Sin embargo, que está sucediendo en gran parte del
mundo, que se están produciendo necesidades para ampliar la venta de esos
recursos. Y esto no es así, no hay que administrar las necesidades para vender
productos. El orden en que se debe aplicar la economía está al revés, se ha
invertido. Nos encontramos en una época de hiperconsumo y de hiper producción
para satisfacer unas necesidades artificiales. Unas zonas de la tierra “mueren”
por exceso de alimento y otras “mueren” por falta de alimento.
Ya sé
que más de uno estará pensando que las necesidades humanas son inmensas y, por
tanto, nunca se puede hablar propiamente de abundancia pues los recursos
siempre van a ser insuficientes en relación con nuestras ilimitadas necesidades.
Pero ¿cómo sabemos que las necesidades humanas son infinitas? Esa es una deducción
que tiene que ser examinada.
Generalmente
se dice que las necesidades son infinitas cuando se intenta decir que no tienen
fin, o sea que no paran de repetirse, por ejemplo, uno puede comer un pan
ahora, pero luego le volverá a surgir el hambre. Pero la verdad es que en cada
momento solo podemos consumir una cantidad finita de bienes. No
necesitamos “infinita” comida para estar satisfechos. En general nos basta
con uno o dos platos bien servidos.
Otra
de las cosas que se dicen para defender que las necesidades son ilimitadas es
decir que lo son por su variedad: uno necesita alimento, vestimenta, vivienda,
educación, etc. ¿Pero esto no resulta obvio? Si bien hay muchas categorías de
necesidades, no se ve claro por qué la diversidad de categorías es suficiente
para decir que son infinitas.
Si lo
que se quiere decir es que el hombre nunca cumplirá sus necesidades porque no
estará nunca satisfecho con lo que tiene, hay que responder que es verdad pero que
son las necesidades espirituales las que son infinitas, sin embargo, nuestro
sistema económico está enfocado en una dinámica materialista y solo se encarga
de las satisfacciones materiales y se olvida por completo de las espirituales.
Ahora
bien, es importante hacer ahora una aclaración: no estoy diciendo que toda la
economía, la que se realiza en cada acto económico sea irracional. Está claro
que no es irracional que una familia vaya a comprar el pan cada día. Lo que
quiero decir cuando digo que la economía es irracional es más bien a una
dinámica que ocurre en nuestra realidad económica general y que manipula nuestras
necesidades para expandir las ventas. Se trata de esa economía tan generalizada
de poner a las personas al servicio de las cosas o incluso que transforma a las
personas en cosas. Por supuesto, existe también una economía como yo la
entiendo que administra recursos para satisfacer necesidades. Pero el problema
es que la economía irracional cada vez tiene más influencia en el mundo.
Sea
como sea, este mundo, económicamente está loco, dejarlo todo a la supuesta
racionalidad del mercado no creo que sea un buen sistema, la globalización esta
bien si tiene en cuenta todos los aspectos de las personas y no solo el
crecimiento económico de una parte, olvidándose de un parte del mundo en la que
no se puede tener una buena calidad de vida por no poder comer.
Buenos
días.
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