sábado, 8 de enero de 2022

Nuestro balance, día a día.

 “Puedo creer lo imposible pero no lo improbable” G. K. Chesterton.

Ya hemos arrancado el 2022, y ya habremos realizado el recuento de como nos fue el año pasado o tal vez no, pues esto va a depender de la forma de actuar de cada persona. En cambio, en las empresas siempre se hace un balance del año y se mira cual ha sido el resultado, si han tenido ganancias o pérdidas. Nosotros tendríamos que hacer también una especie de balance para saber si hemos ganado algo de experiencia, algo de responsabilidad o comprensión de todo lo que nos rodea. O si por el contrario hemos tenido pérdidas, si hemos perdido confianza en nosotros mismos o en los demás, o si hemos perdido un poco el “norte”, o estamos más preocupados por nuestro futuro, más tristes o desmoralizados.

Se, que muchas personas se niegan a realizar una revisión no solo del año pasado sino también de su vida, se niegan a pensar en esas cosas pues suponen que su vida no va a cambiar, ya que va a seguir por el mismo camino de siempre.

También se que nuestra vida no es como una empresa en la que se va anotando día a día cada movimiento económico para que así sea fácil hacer un balance, las personas no podemos recordar cada día del año. Sin embargo, podemos recordar muchos acontecimientos que nos han sucedido como: bodas, nacimientos, jubilación, un empleo nuevo o su perdida etc... Podemos recordar alegrías y sufrimientos todo mezclado, sin poder saber si fueron más los días tristes que los alegres. Hagamos la prueba: revisemos el año que acaba de terminar y lo comprobaremos.

Para este año que acaba de comenzar, que sin duda esta lleno de esperanzas y temores, ¿hemos preparado algo?, ¿tenemos algún proyecto? ¿Nos preocupa que las cosas vayan a empeorar? Seguro que alguna idea tendremos de como nos puede ir, sin embargo, para proyectar nuestra vida a largo plazo se necesita un esfuerzo diario, no hay que olvidar que nuestro balance no puede esperar a que termine este año para realizarlo, pues ni siquiera tenemos asegurado que llegaremos, nuestro balance lo tenemos que hacer cada día, día a día, cada noche y cada mañana al levantarnos.  

No es muy complicado, pero hay que acostumbrarse, y nos acostumbramos practicando, al comenzar el día hay que ver lo que tenemos que hacer y saber cómo lo vamos a hacer. Cada día tiene que haber algo que hacer, no pueden existir días sin actividad, sin nada que hacer y lo que hayamos de hacer hay que hacerlo bien.

Otra cosa, nos vamos a reunir y estar con otras personas, y estas relaciones deberían de ser siempre las correctas y adecuadas, sin tener en cuenta de que nos resulten más o menos agradables o simpáticas. Querer a los demás es, al fin y al cabo, servir. No hay que ser enemigo de nadie y si alguien tiene algún problema con nosotros, tendremos que hacer lo que se pueda para solucionarlo. Si a pesar de todo alguien nos odia, no hay que sentirse odiado ni sufrir por ello.  

En fin, antes de dormir, repasemos cada día y, sin hacernos trampas ni tratar de justificar nuestros errores ni alabar en exceso lo que hemos hecho bien, cuando llegue el nuevo día, retomemos nuestro compromiso y la fuerza para ser mejores y dueños de nosotros mismos. El mundo, sin duda, será mejor si mejoramos cada uno de nosotros, si evitamos el egoísmo y buscamos en todas las ocasiones el bien común.  

Buenos días.

No hay comentarios: