sábado, 22 de enero de 2022

¿Economía ecológica?

     “Puedo creer lo imposible pero no lo improbable” G. K. Chesterton.

El otro día cuando hablaba de la desastrosa economía que parece que se está imponiendo me olvide del desastre ecológico que está causando todo este desarrollo económico.

Y es que tengo que volver a lo que entiendo por economía, si miramos lo que significa etimológicamente la palabra economía nos encontramos con que es la “administración de la casa”, es decir, que debería por lo tanto preocuparse por el “cuidado de la casa”, de nuestra casa común que también es el medio ambiente. Este es un aspecto que hasta ahora la teoría económica dominante ha ignorado esta responsabilidad constantemente e inclusive ha contribuido en cierto modo a agravar la problemática ecológica siendo que como mínimo ha “bloqueado” en gran parte la posibilidad de que los economistas piensen a fondo en este tema como debería ser.

Según mi modesto entender, toda la problemática surge de la base desde donde se construye todo el edificio teórico de este sistema económico, el concepto de “racionalidad “como se le suele llamar, y que entiendo que se trata de la lógica y de la cordura con la que se comportan los agentes económicos para buscar los beneficios. El problema es que, desde los inicios del industrialismo se ha ignorado la limitación ecológica en los benéficos y ahora cuando se empieza a contemplar ya es demasiado tarde.

Por otro lado, veo que se defiende desde algunos sectores que el comportamiento “racional” de los que se encargan de producir es conseguir siempre el máximo beneficio, y claro, desde esta lógica, si no se ponen restricciones nos encontramos que toda empresa pesquera, por ejemplo, tendrá el interés de enviar una flota más grande que las demás para conseguir más pescado el cual está a disposición de todos. Como todas las empresas hacen lo mismo y actúan en un despiadado mundo competitivo, deben desarrollar tecnologías que les permitan pescar más peces a un menor coste. Así, en poco tiempo se acabarán los peces, lo cual perjudicará a todos.

¿Que se pueden poner leyes para restringir eso? Por supuesto. Pero hay que recordar dos cosas. Primero, que para gran parte de los recursos biológicos del planeta ya es demasiado tarde: las especies están en peligro de extinción, se han provocado defectos genéticos que afectan su reproducción o simple y llanamente se ha degradado de modo grave o se ha destruido el entorno en que subsistían. En segundo lugar, hay que recordar el tema del riesgo de falta de moral por parte de las empresas, empresas que harán lo mínimo necesario para cumplir con la ley, influirán para cambiar las leyes mismas o, cuando no puedan hacerlo, sobornarán a los encargados de hacerlas cumplir.

Así pues, nos encontramos con que muchas empresas no solo actúan amoralmente en sus países de residencia, donde sus actos tienen consecuencias judiciales y, por tanto, una dimensión ética, sino que en ocasiones llegan a la inmoralidad y falta de cinismo de trasladar sus fábricas a China para no verse afectados por las leyes ambientales.

Ya se que en la teoría económica normal todas las cuestiones éticas son algo puramente fuera de lugar, y eso es absolutamente cínico: cualquier empresario es lo suficientemente inteligente como para saber que el planeta tierra tiene solamente un medio ambiente que cuidar y que no está dividido por países.

En fin, mucho aún de lo que hablar, pues nos queda la cuestión del calentamiento global, pero eso ya será otro día.

Buenos días.

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