“Podemos creer lo que queramos. Somos responsables de aquello en que elegimos creer”. John Henry Newman.
Cuando
llega este día son muchas las preguntas que se hace la gente, son muchos los
que se interesan en saber si hubo o no una estrella que guiara a los Magos
hacia Belén, otros intentan averiguar si toda esta historia es más bien un género
literario para centrar la atención sobre el nacimiento de Jesús, pero
independientemente del contenido del pasaje evangélico y del trastorno histórico,
es evidente que la pregunta que más se hace en estos días y que a muchas
personas más les cuesta contestar es: ¿Son los Reyes Magos los padres? La
respuesta es sencilla, no, los Reyes no son los padres.
Existe
un detalle en esta cuestión que muchas veces pasamos por alto los que hacemos
regalos en esta noche o mañana, y es un detalle importante, nos podemos llegar
a creer que somos los Reyes Magos, y aquí está el problema. Pues existe una
cosa que esta clara, es que yo se que no lo soy. Esto lo tengo muy claro. Puedo
ser un mentiroso y decir que si lo soy. Puedo ser generoso y comprar regalos.
Puedo ser un poco actor y representar una escena de sorpresa por el regalo que
han recibido y he comprado, incluso para mi mismo. Puedo hacer muchas cosas
esta noche y representar una entrañable puesta en escena, y mucho más, pero no
soy ni somos los Reyes Magos. Los Reyes no somos nosotros.
Y
surge otra vez la pregunta, ¿quién pone los regalos en miles de hogares esta
noche? Sencillo. Sabemos que los regalos no los ponen ni los Reyes Magos ni los
pajes, ni los niños, y lo sabemos porque los ponemos nosotros. No hay forma de
negarlo, los regalos los ponen los padres. Esto los niños pequeños no lo saben,
y está bien que así sea, porque forma parte de una hermosa tradición que nos
dice que la fantasía y la ilusión son decisivas para la vida. No hay nada malo
en simular que los regalos los traen lo Reyes Magos, es parte de la fiesta y de
la vida. Sin embargo, esa ilusión dura poco ya que antes o después los niños se
enteran de que los regalos no los traen los Reyes Magos.
Ahora
bien, que los regalos los pongan los padres, cosa indiscutible, no significa
que los Reyes Magos sean los padres. Solo significa que los regalos no los
ponen los Reyes, y nada más. El problema, una vez más, es que los padres nos
solemos creer que nosotros somos los Reyes, y por eso los niños acaban
creyéndolo también, pero si hay algo que ya ha quedado claro con toda certeza
es que los padres no son los Reyes.
Si,
está claro que los Reyes no son los padres, y espero que lo esté, tampoco
podemos deducir de esta evidencia que los Reyes Magos no existan. No se puede deducir
de la afirmación “Los padres ponen los regalos” que los “Reyes son los padres”,
y mucho menos que “Si los Reyes no son los padres”, entonces “los Reyes no
existen”. Se asume muchas veces con
demasiada facilidad un error lógico de primer orden. Nadie puede deducir de
todo lo anterior que los Reyes no existen y que son los padres. Solo sabemos,
por ahora, que los regalos no los traen los Reyes. Nada más.
Y
ahora, una vez que sabemos todo lo anterior, sí podemos responder cuando nos
pregunten si los Reyes son los padres, que no, absolutamente no, con toda la
claridad del mundo. Sí podemos decir que los regalos los hacen los padres
porque forma parte de una bellísima tradición que tiene un gran significado. Y mostrar,
y contar ese significado.
Y aquí
nos encontramos con otro gran problema, muchos padres no saben explicar o no
conocen su enorme significado. Hay que contar que esta noche y mañana, de alguna
manera, los niños son lo protagonistas, son los Reyes, pero no Magos. Los Reyes
Magos, esos sabios de su época que realizaron un largo viaje, lo hicieron para
rendirse ante un nuevo poder. Reconocieron una nueva realeza. Fue el anuncio de
ese nuevo poder, el que muchos esperaban. Ese fue el regalo que nos hicieron
los Reyes Magos, el regalo de hacernos visible y reconocible una nueva realeza.
Es
bueno, por eso, que los padres, que no son los Reyes, pero sí son poderosos,
una vez al año se inclinen ante sus hijos para reconocer, con sus regalos o sus
obsequios, con su oro, incienso y mirra, que existe un poder más fecundo y
esperanzador que se encuentra en los más pequeños, los vulnerables y los
sencillos. Al menos una vez al año los padres del mundo, los fuertes y
poderosos, tienen y tenemos la oportunidad de inclinarnos y reconocer un poder
más grande, una nueva realeza.
Una
vez al año, año tras año, en nuestras casas se hace un pequeño hueco a algo
inmensamente enorme. Y si esto es posible es porque los Reyes Magos sí existen,
vienen siempre, y su regalo consiste en hacer visible lo imposible, en crear un
espacio en nuestro mundo finito que sea capaz de albergar lo infinito.
Buenos
días.
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