“La imparcialidad es un nombre pomposo para la
indiferencia, que es un nombre elegante para la ignorancia.” (G. K. Chesterton)
Buenos
Días:
Once
días han pasado desde que nos acercamos a este blog por última vez, el motivo
no ha sido otro que el de haber utilizado parte de nuestro tiempo en la
preparación y realización de la Gala de Dorsal 19, por lo que la carrera a pie
ha sido la protagonista absoluta de estos días.
Con
un sol que nos saldrá a las 08:18 horas y que se nos esconderá a las 18:00 volvemos
a la normalidad, y lo haremos justamente en el día de san Hilario que coincide
con el primer día del nuevo gobierno.
Entre
las muchas cosas que supongo habrán pasado estos días se encuentra la formación
del nuevo gobierno, que espero le vaya bien y sea para bien. No me alineo
políticamente con nadie porque no quiero incurrir en un partidismo que me
separe políticamente de nadie. Además tengo el problema añadido de que nada de
lo que está presente en la política actual refleja suficientemente, por una
razón u otra, mi sentido de la vida. Pero el resultado de todo esto no puede
tener como consecuencia mi silencio, y sobre todo ante la política que se
practica y las grandes propuestas que se están formulando.
No
puedo ponerme mucho de perfil, porque los problemas que estoy viendo son
demasiado grandes. No debería limitarme solo a tratar unos pocos temas cuando además
existen algunos que ya son irreversibles desde el punto de vista de sus
resultados políticos, como es el caso de la eutanasia, sino que creo que debo
dar mi modesta visión, por si le puede servir de algo a alguna persona.
Esto
es lo que quiero hacer, también durante este 2020 y, por lo que he revisado del
año pasado, he visto que muchas de mis opiniones acostumbran a quedar reducidas
a una crítica generalmente descalificadora de lo que esta pasando, algunas
veces las planteo en unos términos demasiado agrios o agresivos, y sin excesiva
capacidad para poder mostrar y demostrar una alternativa, que en la forma y en
el fondo debería de responder a mi forma de ver la vida.
Este
año, voy a intentar continuar escribiendo por encima de las divisiones que
existen entre los partidos políticos y corrientes de opinión, porque ningún
espacio debería de sustraerse a dejar constancia de una opinión, sobre todo si
esta se concreta en la búsqueda del bien común, de los bienes comunes. Pienso
que en cierta forma es una tarea de todos definir cuándo esto es posible y en
qué consiste en cada caso, y actuar para impulsarlo.
Es
verdad que muchas veces se dice que lo mejor es meterse en política para
intentar cambiar las cosas que no nos gustan, pero dar nuestra opinión ante un
tema no es incompatible sino complementario, la política sin una critica de
cada uno de nosotros acaba siendo contaminada por una opinión publica en la
mayoría de las veces interesada. Expresar cada uno su opinión puede convertirse
en una vía de escape de la necesidad de todo ciudadano de formar parte del
mundo político.
Esto
implica un riesgo, claro está, inherente a la condición humana de que somos
imperfectos, de que cometemos errores, pero esto no es nada distinto de lo que
sucede en cualquier otra actividad que se desarrolla en este mundo, todos nos
podemos equivocar.
Ya
se que hay personas que intentan cambiar el mundo basándose en la solidaridad
social como un acto de amor. Y lo encuentro perfecto y esta bien cuando es lo único
que se puede hacer, pero en nuestra sociedad que es tan liberal-progresista y
tan desvinculada a defender la dignidad de la persona, si todo se limita a
esto, la solidaridad sin actuar sobre las causas de los problemas termina por
ser una coartada de las estructuras políticas para seguir igual.
Y
que quede claro. La solución no es prescindir de la solidaridad, sino practicarla con el añadido de realizar
una crítica y mostrar las soluciones.
Feliz
Día.
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