“La imparcialidad es un nombre pomposo para la
indiferencia, que es un nombre elegante para la ignorancia.” (G. K. Chesterton)
Muy
buen día el de hoy, con una temperatura agradable y un sol que ha cumplido con
su misión, vamos a ver si mañana a las 08:09 horas empieza a calentarnos. Por
cierto mañana celebraremos a Jacinta Mariscotti, Santa.
Esta
mañana he podido leer la noticia en la que la portavoz del grupo parlamentario
socialista, Adriana Lastra, ha avanzado que la primera proposición de ley
que tramitará el Congreso será la ley de eutanasia presentada por el PSOE. Y,
no puedo estar más en desacuerdo.
Creo
que es malo que se legalice la eutanasia. A la mayoría de personas les puede
parecer que la pregunta; ¿Por qué es malo legalizar la eutanasia?, es una
pregunta innecesaria, porque entienden que la respuesta es obvia: legalizar la
eutanasia es malo porque supone matar a una persona que es inocente, y por mucho
que nos lo pida alguien, no se puede matar a un inocente. No obstante, no es raro
encontrar en las noticias casos de personas enfermas que exigen que se apruebe
una ley para acabar con sus sufrimientos mediante la eutanasia.
Con todo hay grupos sociales
que defienden la eutanasia y partidos políticos que la van a legalizar. Por eso
no es superfluo preguntarnos por qué es malo legalizar la eutanasia, para ser
capaces de dar razón de lo que por otra parte nos parece obvio.
Si repasamos las noticias de
ayer nos encontraremos con los argumentos que se van a utilizar para
defenderla, y que se pueden resumir en dos: la situación de enfermos terminales
con un dolor insufrible, y la decisión que pueden tomar algunas personas que no
desean seguir viviendo por los motivos que sea.
Busquemos ahora lo que dicen
los médicos. Primero, y es lo más lógico, que su profesión es curar y cuidar
pero no acabar con la vida de los demás. Pero además afirman que en la
actualidad el dolor puede ser siempre controlado. Y sí, se quejan de que no se
están dedicando recursos a los cuidados paliativos. Por tanto piden que se
sigan los códigos de deontología médica y que se dediquen recursos no sólo para
curar sino también para cuidar a los enfermos. Todos tenemos miedo al dolor,
pero no queremos morir.
No he leído el proyecto de ley,
por lo tanto no se cuales son las condiciones en las que se podrá aplicar, pero
podemos ver la evolución de las leyes de eutanasia en países como Bélgica y
Holanda, en las que se ha pasado de la exigencia inicial de que se aplicase
solo a enfermos en condiciones muy restringidas, ha dado paso, con el tiempo, a
la aplicación en muchas más situaciones: niños, enfermos psiquiátricos,
enfermos de larga duración, etc. Pero además se ha pasado de una exigencia de
consentimiento voluntario y en plenitud de condiciones, a situaciones en las
que otras personas deciden por el enfermo, e incluso es el propio médico quien
toma la decisión según su propia valoración de que el enfermo tenga una calidad
de vida aceptable o no.
No puedo terminar sin hacer
algunas consideraciones sociales. Es verdad que algunas personas en plenas
facultades pueden sentir que la prohibición de la eutanasia va en contra de sus
deseos, pero hay que tener en cuenta que su legalización supondrá una amenaza
para un número mucho mayor de personas que podrían acogerse a esta opción
cuando estén sometidas a depresión, coacción o un dolor intenso que no reciba
el tratamiento adecuado. Por eso legalizar la eutanasia es un beneficio para
alguno, pero pone en peligro la vida de muchos otros.
Prohibir la eutanasia y el suicidio
asistido sirve como protección de individuos vulnerables, fomenta el cuidado
activo y el tratamiento de los enfermos terminales e impide que se dé muerte a
enfermos sin capacidad de decidir. Por otra parte la experiencia nos dice que
alrededor del enfermo débil siempre pueden surgir presiones no legítimas de
médicos, familiares, o del mismo sistema sanitario. Es más barato administrar
una inyección letal que cuidar y mantener a un enfermo terminal.
Al final, nos debemos hacer
otra vez las mismas preguntas; ¿Qué tipo de sociedad queremos construir, la del
individualismo o la de la solidaridad? Si aceptamos la legalización de la
eutanasia admitimos que la sociedad ya no va a defender siempre la vida de las
personas inocentes. Se les va a encargar a algunos de sus miembros que acaben
con la vida de otros. Se va a decir al débil y al enfermo que no estamos
dispuestos a hacer todo lo posible para sacarles adelante. Se les va a
descartar. Si queremos construir una cultura de la vida y de la solidaridad debemos
comprometernos a que ningún enfermo esté solo y sienta la amargura de la
indiferencia. Sólo así venceremos las tentaciones de la eutanasia.
Buenas Noches.
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