viernes, 13 de noviembre de 2020

Nostalgias

 “Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas” (G. K. Chesterton)

Es una lastima que ya no acuda a la tertulia que se forma mientras te tomas un cortado, es una de las actividades que más añoro, la covid-19 ha puesto en cuarentena muchas costumbres que ahora con el paso de los meses veo con nostalgia.

He perdido el contacto directo con todo lo que me era habitual, mantener el contacto por medio del ordenador o del teléfono móvil no sustituye una buena conversación, ni siquiera una cámara web puede hacerlo.

Mirar y recoger del pasado lo bueno, alarmarse de la pérdida de principios válidos, señalar los errores que han perjudicado a las personas y a los pueblos se lo que yo considero una nostalgia que nos beneficia.

En cambio, una nostalgia es dañina si me impide actuar, si lleva a condenar lo presente de modo distorsionado, si tergiversa y embellece el pasado sin comprenderlo correctamente.

Existen, por lo tanto, nostalgias buenas y nostalgias malas. Las malas me van a generar una desconfianza enfermiza. Las buenas me van a permitir tener un sano espíritu crítico hacia opciones o actuaciones equivocadas que generan procesos perversos.

Si lo pensamos un poco nos daremos cuenta de que todo lo anterior nos vale tanto para las personas como para los grupos humanos. Un hombre puede mirar su pasado e idealizarlo sin ningún respeto a la verdad, mientras se lamenta de su situación actual hasta el punto de no reconocer las oportunidades que ella le esta ofreciendo.  

O también ese hombre puede analizar lo pasado y ver que ha habido cosas buenas que se merecen ser fomentadas, y errores que hay que corregir. Incluso llegará a esa nostalgia sana que le servirá para recuperar tesoros antiguos que sirven para siempre.

En los grupos humanos existe el riesgo de deformar la historia, de ensalzar a líderes que no eran nada ejemplares, de imaginar que antes las cosas iban bien, cuando un poco de objetividad desmiente distorsiones que falsean y permite ver que también en ese pasado había males que necesitaban ser curados.

No es fácil, hacer la comparación correctamente del pasado con el presente, ni evitar nostalgias erróneas. Pero si realizamos un análisis serio, que reconoce en el pasado tesoros como el respeto a la vida, la defensa del matrimonio, el cariño hacia los abuelos y los padres, el deseo auténtico de querer a los demás, podemos llegar a una nostalgia sana, que nos impulsará a promover esos tesoros en un presente que los esta necesitando urgentemente.

Me viene ahora a la cabeza otra nostalgia, más profunda, la nostalgia por el paraíso perdido, no he estado allí, pero al mismo tiempo lo echo de menos, lo deseo con fuerza, es la “madre” de todas las nostalgias, es “volver a casa”. Pero esto son otros sentimientos que se merecen ser mostrados con tranquilidad.

Buenos días.

No hay comentarios: