“Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas” (G. K. Chesterton)
Jueves 1 de octubre de 2020,
ya estamos todos en casa, la bicicleta ha llegado “sana y salva” y con ella las
alforjas con todo el material de acampada, cocina, herramientas y todos los
utensilios que han hecho posible este viaje.
Decía en mi última entrada que
ahora es momento de esperar, es imposible vivir sin expectativas. Pero el gran
reto en estos momentos está en intentar integrar “esperanzas” y “esperanza”. Resulta
que no tendría sentido una gran esperanza que no se tradujera en esperanzas
concretas. Pero, también es verdad que en el mundo de hoy en día corremos el
riesgo de devaluar tantas “esperanzas”, si no las abrimos a una esperanza que
tenga trascendencia.
Según lo veo, las personas somos
seres insaciables, y que nos encontramos permanentemente insatisfechos. Por eso
cuando he terminado este viaje, ya me surge espontáneamente una inquietud por
buscar otra meta que alcanzar. En realidad, nuestro corazón es un ser limitado
con un ansia ilimitada. Esta desproporción entre nuestro ser limitado y nuestra
aspiración ilimitada, este “desajuste”, es lo que le da sentido a nuestra vida.
Analizar ese deseo nos puede ayudar a descubrir la vocación trascendente del hombre.
En estos días hay que tener
calma y paciencia, hay que saberse contener y no actuar sin una tranquila reflexión
sobre nuestra próxima ocurrencia, que no es otra que realizar el Camino de
Santiago a pie desde Somport, y es que esta forma de vivir el presente desde el
futuro que tenemos algunos nos hace ver los nuevos proyectos con una perspectiva
un poco diferente.
Es algo similar a cuando
estamos en una barca y lanzamos una cuerda al lugar de amarre del puerto.
Tiramos con fuerza de la cuerda para conseguir nuestro objetivo, lo que
conseguimos no es precisamente que el puerto se acerque a nosotros, sino al
contrario: somos nosotros los que nos acercamos al puerto. Es un matiz
importante, el objetivo de nuestra esperanza es firme y todo lo que nosotros
hagamos ahora para alcanzarlo nos debe permitir movernos hacia él, no al revés.
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