“Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas” (G. K. Chesterton)
Hasta el fin de semana pasado todo era
descansar, disfrutar del ocio, lectura, los buenos amigos, la naturaleza, las
salidas en la bicicleta… y de repente me encuentro con el Camino de Santiago a
la vuelta de la esquina: preparar material, billetes de tren, buscar
combinaciones, lugar para dormir la primera noche, y todo esto son nervios y
presión o mejor dicho estrés.
Además, tendría que añadir indecisión
y vacilación, pues los peores augurios empiezan a tomar forma pues he leído que:” El Gobierno foral de Navarra decreta el cierre perimetral
de la comunidad y de la hostelería a partir del jueves y durante 15 días para
no comprometer más el sistema sanitario”, ya no estamos
hablando de que dos ciudades tan importantes en el Camino como León y Burgos estén
confinadas, pues se pueden rodear, estamos hablando de una comunidad y con la hostelería
cerrada.
Son prácticamente 6 etapas con las
que se cruza Navarra, son muchas, y aún no he podido recoger información de cómo
afecta esto a los peregrinos.
Empiezo ahora unas horas de
indecisiones y de dudas, ¿hay que aplazar la salida o suspender el Camino? ¿O
empezamos, y vamos a ver qué es lo que pasa?
A todas las dudas normales, las que
me rodean continuamente tengo ahora que añadir esta que la covid-19 está
provocando. No solo yo, sino que todos vivimos rodeados por las dudas. Muchas
de ellas de poca importancia si el tema no nos afecta seriamente. Dudas que solo
me inquietan: no tengo clara la fecha para empezar el Camino.
De algunas dudas puedo salir con más
o menos facilidad. Basta con llamar por teléfono, y averiguar si el albergue
esta abierto o no.
Otras dudas se me prolongan por más
tiempo. ¿Estaré seguro durante todo el Camino?
A nadie le gustan las dudas, porque
provocan falta de claridad. Sin claridad, la voluntad no sabe qué opción es la
mejor. Sin decisiones, existe la posibilidad de quedar paralizado. Y si hay
parálisis, el tiempo no perdona: se me echará el frío y el invierno encima, si
es que ya no lo está.
Por cierto, tampoco me gustan las
dudas porque a veces me llevan a tomar decisiones equivocadas. Como no está
claro lo que nos va a pasar por culpa de la covid-19, elegir simplemente por
las ganas de hacer el Camino puede llevarme a un amargo desengaño.
Por eso, en medio de las confusiones
y dudas que ya tengo de la vida, ante noticias ya confirmadas como estas, anhelo
tener la certeza para descartar el error que pueda cometer y que me acerque
hacia la buena elección.
Me gustaría acertar. Intento acertar.
Pero muchas veces no lo hago. Pienso que este carril será el más rápido y
muchas veces es el otro.
Me gustaría, en las elecciones
sencillas de cada día, o en las decisiones más profundas que marcan mi vida,
acertar.
Pero no es nada fácil. Porque muchas
veces me engañan la vista o el gusto, la propaganda o la palabra dulce de un
adulador, las prisas, la excesiva prudencia o la confianza sin límites en la
bondad de las personas.
No es fácil acertar, sobre todo,
porque muchas veces me ciño a opiniones pasajeras, y dejo de lado la búsqueda
de aquellas opciones que exigen tiempo, reflexión y trabajo. Porque prefiero
optar por lo inmediato y fácil en vez de aquello que implica mayor esfuerzo,
pero garantías mayores de resultados buenos.
Se presentan hoy y mañana con muchas
dudas y mucho reflexionar, el confinamiento de Navarra es una piedra en el
camino con la que es preciso encontrarse, vamos a intentar no tropezar en ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario