miércoles, 21 de octubre de 2020

Una piedra en el Camino.

 “Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas” (G. K. Chesterton)

 Hasta el fin de semana pasado todo era descansar, disfrutar del ocio, lectura, los buenos amigos, la naturaleza, las salidas en la bicicleta… y de repente me encuentro con el Camino de Santiago a la vuelta de la esquina: preparar material, billetes de tren, buscar combinaciones, lugar para dormir la primera noche, y todo esto son nervios y presión o mejor dicho estrés.

Además, tendría que añadir indecisión y vacilación, pues los peores augurios empiezan a tomar forma pues he leído que:” El Gobierno foral de Navarra decreta el cierre perimetral de la comunidad y de la hostelería a partir del jueves y durante 15 días para no comprometer más el sistema sanitario”, ya no estamos hablando de que dos ciudades tan importantes en el Camino como León y Burgos estén confinadas, pues se pueden rodear, estamos hablando de una comunidad y con la hostelería cerrada.

Son prácticamente 6 etapas con las que se cruza Navarra, son muchas, y aún no he podido recoger información de cómo afecta esto a los peregrinos.

Empiezo ahora unas horas de indecisiones y de dudas, ¿hay que aplazar la salida o suspender el Camino? ¿O empezamos, y vamos a ver qué es lo que pasa?

A todas las dudas normales, las que me rodean continuamente tengo ahora que añadir esta que la covid-19 está provocando. No solo yo, sino que todos vivimos rodeados por las dudas. Muchas de ellas de poca importancia si el tema no nos afecta seriamente. Dudas que solo me inquietan: no tengo clara la fecha para empezar el Camino.

De algunas dudas puedo salir con más o menos facilidad. Basta con llamar por teléfono, y averiguar si el albergue esta abierto o no.

Otras dudas se me prolongan por más tiempo. ¿Estaré seguro durante todo el Camino?

A nadie le gustan las dudas, porque provocan falta de claridad. Sin claridad, la voluntad no sabe qué opción es la mejor. Sin decisiones, existe la posibilidad de quedar paralizado. Y si hay parálisis, el tiempo no perdona: se me echará el frío y el invierno encima, si es que ya no lo está.  

Por cierto, tampoco me gustan las dudas porque a veces me llevan a tomar decisiones equivocadas. Como no está claro lo que nos va a pasar por culpa de la covid-19, elegir simplemente por las ganas de hacer el Camino puede llevarme a un amargo desengaño.

Por eso, en medio de las confusiones y dudas que ya tengo de la vida, ante noticias ya confirmadas como estas, anhelo tener la certeza para descartar el error que pueda cometer y que me acerque hacia la buena elección.  

Me gustaría acertar. Intento acertar. Pero muchas veces no lo hago. Pienso que este carril será el más rápido y muchas veces es el otro.

Me gustaría, en las elecciones sencillas de cada día, o en las decisiones más profundas que marcan mi vida, acertar.

Pero no es nada fácil. Porque muchas veces me engañan la vista o el gusto, la propaganda o la palabra dulce de un adulador, las prisas, la excesiva prudencia o la confianza sin límites en la bondad de las personas.

No es fácil acertar, sobre todo, porque muchas veces me ciño a opiniones pasajeras, y dejo de lado la búsqueda de aquellas opciones que exigen tiempo, reflexión y trabajo. Porque prefiero optar por lo inmediato y fácil en vez de aquello que implica mayor esfuerzo, pero garantías mayores de resultados buenos.

Se presentan hoy y mañana con muchas dudas y mucho reflexionar, el confinamiento de Navarra es una piedra en el camino con la que es preciso encontrarse, vamos a intentar no tropezar en ella.

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