“Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas” (G. K. Chesterton)
Empecé ayer a maquetar todo lo que
escribí en 2018, con la intención de bajar de las 300 páginas y acercarme a las
250, lo conseguí con el 2017 y espero ahora volver a repetirlo.
Este es uno de los proyectos que he
empezado, me queda todo el 2019 y el 2020. Me parece que he elegido un buen
momento pues viendo cómo se está desarrollando la situación parece que nos
vamos a tener que quedar en casa confinados al menos hasta navidades. En el
anterior confinamiento maquete el 2017 vamos a ver si tengo tiempo al menos con
el 2018.
Me gusta la cantidad de recursos que tengo
para hacer todo ese trabajo, pues las facilidades que tenemos con los programas
de tratamiento de texto me hacen ver lo complicado y pesado que debe ser esta
tarea sin ellos. Por eso me sorprendo al ver a tanta gente que se aburre.
Aunque tengo que decir, que no todos
tienen en época de confinamiento las ventajas que tengo para pasar el encierro,
sobre todo una buena conexión wi-fi que me permite todas las oportunidades que
ofrece internet.
Existe un pensamiento muy corriente,
que nos viene a decir que lo mejor es conseguir un buen nivel económico y que
si lo conseguimos, viviremos mejor y nos acercaremos un poco más a la felicidad
que anhelamos que si nos quedamos en un nivel económico más bajo. Vimos y estamos
viendo que en el confinamiento este hecho se ha confirmado, todo a nuestro
alrededor nos lo reafirma, debemos tener más para estar mejor, y que el
bienestar es lo más importante.
Pero no hay que hacer caso de esa
argumentación, pues hay algunas matizaciones que se deben hacer, es verdad y, así
parece ser, que en igualdad de condiciones pasar una cuarentena en una casa
grande y confortable es mejor que en un pequeño y oscuro piso, pero, esto no lo
es todo. Cuantas personas que viviendo en lugares espaciosos han pasado una
cuarentena tremendamente aburrida y otras que aun viviendo en lugares pequeños,
estrechos y no muy agradables han pasado ese tiempo como una época privilegiada
de su vida. Existen muchos casos de ambos.
Estas formas de vivir el
confinamiento no solo han dependido de cómo nos afecta la pandemia desde el
punto de vista de la salud o en el aspecto económico, sino que tiene a la vez
una relación directa con cómo vivimos y en qué estamos basando nuestra vida.
La gran mayoría de aquellas personas
que tienen una profunda vida interior, que la han cuidado y labrado, que
piensan que el tener es solo un camino para ser, han disfrutado y encontrado en
la cuarentena la oportunidad para mejorar. Mientras que los que, al contrario, se
concentran en tener, pensando que este es el camino necesario para poder ser,
han tenido más problemas para sobrellevar esta situación en la que muchas de
las cosas que poseemos no sirven para nada.
No es fácil pasar un confinamiento sobre
todo cuando venimos de otro, por eso hay que estar preparado para este posible
estado de alarma que se nos echa encima y aprovechar lo que ya experimentamos
en el anterior.
Enfrentarse con la soledad, para el
que vive solo, puede ser un problema muy difícil de resolver por segunda vez en
pocos días, y también puede hacerlo aparecer en personas que no lo han
experimentado en la pasada cuarentena.
Creo que para esta ocasión hay que
prestar mucha más atención a los pensamientos negativos o destructivos, sobre
todo cuando se vive solo, pues es muy fácil caer en ellos después de tantos
meses viendo como nuestros proyectos se han ido diluyendo uno detrás de otro.
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