Jueves.
15 de febrero de 2018.
“En un mundo superior puede ser de otra manera, pero aquí abajo, vivir
es cambiar y ser perfecto es haber cambiado muchas veces”. J.H.N.
Por culpa de la noticia de
ayer se me olvido que era San Valentín, el Día de los Enamorados, con lo
recurrente que es ese tema, pero bueno se me paso.
Hoy en mi balcón tengo o hay
una temperatura de 13,6 grados, buena temperatura para ir a entrenar.
Tengo que añadir que se me
olvido a esas horas de la mañana, en cuanto estuve un poco más espabilado ya
fui consciente del día que me esperaba. Pues no es una celebración que me guste
celebrar, en realidad no recuerdo haberla celebrado, aunque si que lo he
intentado más de alguna vez.
Siempre había creído que es
una fiesta que compite comercialmente con la Navidad y que el detalle que se
ofrece siempre esta en relación con el cariño que se tiene. También pensaba que
se celebra desde hace poco y que surgió como una estrategia de marketing para
vender más.
Pero la celebración es de
origen anglosajón y comenzó a cobrar notoriedad a partir del siglo XIV, tomando como nombre de Día de los Enamorados
o Día del Amor y la Amistad.
El origen de esta fiesta
proviene de una hermosa e increíble historia que data de la época del Imperio Romano; señalando como
protagonista a Valentín de Terni, un sacerdote católico.
Resulta que en Roma durante el
siglo III bajo el gobierno del Emperador Claudio II prohibió la celebración de
matrimonios entre los jóvenes, pues era de la opinión que: “Los solteros sin
familia son mejores soldados, ya que no tienen ataduras.” Y Valentín consideró
que el decreto era injusto y desafió al emperador celebrando en secreto matrimonios para jóvenes enamorados.
Bueno, al final si que he escrito
algo de San Valentín, aunque un día tarde.
Feliz y Dulce Día.
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