“Lo ideal sería que el poeta pusiera su mensaje más y más en el lenguaje de la gente y que la gente disfrutase más y más del mensaje del poeta”. G. K. Chesterton)
¡¡¡Buenos días!!!
Que yo ahora, en esta mañana de domingo
me ponga a dibujar una silueta del hombre, puede ser poco interesante y
aleccionador, pues marcar la línea de lo que es el hombre hoy en día va a
servir de muy poco pues el hombre es muy complejo y lo que realmente sería
interesante es el relleno de esa silueta. En cuanto más grande fuera esa
silueta más grande iba a ser el relleno y muchas más palabras para llenarla.
Todos lo sabemos, tenemos una sobrada
experiencia de lo complejos que somos, somos conscientes de estamos llamados a
la vida y esta, sin lugar a duda, se encuentra llena de matices. Unos buenos
párrafos, ahora, escritos sobre el hombre, incluso siendo buenos, no dejarían
de ser una simple aproximación, podría conseguir expresar un rasgo característico
de algún hombre, pero eso no lo define.
Las personas somos cuerpo y alma;
voluntad e inteligencia; pasión y sentimiento; acción y pensamiento. Las cosas nos
afectan lo que nos muestra que somos sensibles. No somos insensibles y tampoco
lo deseamos: no somos estatuas inertes, muertas y sin vida.
Muy bien, lo anterior nos podría servir
para aproximarnos al hombre, y sin embargo nos muestra de lo que el hombre
actual parece que está huyendo. Estamos huyendo de los sentimientos como la
pasión y el coraje. Buscamos no ser la nota discordante, no buscar en nuestros
sentimientos sino conformarnos con el pensamiento único y con lo políticamente
correcto. Un ejemplo ya muy manido lo podemos encontrar en “haz el amor y no la
guerra”, que está muy bien, claro que sí; lo mismo que ser pacifista, pero no
dejan de ser frases que solo resaltan una buena acción, son una silueta, pero
no dejan ver todo el relleno que hay dentro ya que dejan fuera la compleja
realidad.
Controlar completamente todas nuestras
emociones estoy seguro de que está muy bien y puede que sea una gran meta para
un monje budista, pero no para una madre que ve cómo se va destruyendo su hijo,
como lo ve desmoronarse en un mundo que no entiende. La pasión, el coraje, la
ira tiene su papel para la supervivencia.
Pongamos ahora el ejemplo de la ira; por
un lado, puede resultar positiva al reaccionar ante la injusticia, el mal, la
opresión. Por otro, tiene el gran peligro de la ofuscación, de una reacción
descontrolada, de la pérdida del control.
Si ahora analizo el coraje puedo ver que
se podría tratar de una clase positiva de ira, pues es una emoción positiva que
aparece cuando nos encontramos ante una situación difícil. Nos da fuerza para
seguir adelante. El coraje nos ayuda a actuar con valentía y tomar buenas
decisiones, reaccionado ante la injusticia y nos pone en acción, o sea nos
activa poniéndonos en movimiento. En nuestras venas no corre horchata, corre
sangre y aunque seamos o pretendamos ser buenas personas, reaccionamos.
Se tiene que reaccionar ante las cosas
mal hechas, ante las injusticias no deberíamos de poner cara de circunstancias
ya que pensar que todo vale y todo es lo mismo que caer en la “dictadura del
relativismo”.
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