martes, 5 de marzo de 2024

¡Buenos días! ¿Sueldo mínimo o sueldo justo?

     “Eludir el punto decisivo es un arte muy delicado; y ha sido elevado a una considerable perfección por los políticos y periodistas actuales”.  G. K. Chesterton) 

¡¡¡Buenos días!!!  

Esta mañana he visto algunos comentarios sobre el salario mínimo interprofesional y pienso que es un tema más profundo de lo que nos pueda parecer a simple vista, por lo que no voy a pretender fijar la cantidad que debe tener porque envuelve innumerables cuestiones técnicas para la cuales no me creo capacitado.

Sin embargo, sí que puedo escribir algunas palabras sobre el tema, tocando sobre todo su aspecto moral y no tanto el económico. Puedo hacer algunas afirmaciones para centrar un poco el tema, por ejemplo: “las empresas no deben pagar el sueldo mínimo, sino el sueldo justo”. Ya sé que no he dicho mucho, pero sí que puedo haber abierto algunas preguntas.

Y es que una de las grandes dificultades para valorar qué es un salario digno es el sentido subjetivo que tenga. Es verdad que podemos llegar a un acuerdo acerca de qué necesidades básicas objetivas se tienen que satisfacer, aunque podríamos tener una idea si pensamos que la cantidad de recursos que tiene una sociedad no debería de exceder la pretensión de las personas.

Sin embargo, la dificultad de ponernos de acuerdo no debería de ser una excusa para eludir la búsqueda de una aproximación honesta a esas necesidades. De hecho, estoy seguro de que en nuestra Constitución debe de existir algún artículo por el que debemos tener derecho al trabajo y a una remuneración suficiente para una vida digna.

Otra dificultad que encuentro la veo en el carácter relativo que lleva un salario nominal, pues existe una gran relación con el nivel de vida de cada lugar. No es lo mismo lo que se necesita en términos monetarios para sobrevivir en un país más caro que en uno más barato. En un país donde casi todo este informatizado obliga a tener medios para poder acceder a ellos, lo que no sucede donde no existe o hay muy poca.

Por lo tanto, si tuviera que responder a la pregunta ¿qué es el salario digno? Podría decir que debería tener en cuenta, de acuerdo con el nivel de cada país o región, un salario capaz de sostener la alimentación familiar, además el coste de uso de una vivienda media, el coste de los impuestos, las necesidades de vestido y calzado, las necesidades de educación y poder acceder a la sanidad.

Pero, no debería quedarme ahí, sería un error si lo hiciera, sino que ese salario debería facilitar el desarrollo de la autonomía financiera de la familia y, por lo tanto, facilitar la capacidad de ahorro que en última instancia será decisión del propio trabajador en virtud de su valoración subjetiva.

Todo lo anterior está muy bien pues lo veo indispensable, pero, y se trata de un pero muy grande, debe existir una correspondencia entre el sueldo y la productividad del trabajo tanto de los que trabajan por cuenta ajena como de los propios empresarios.

Y es una gran responsabilidad para todos por dos razones. En primer lugar, para que sean sostenibles los propios salarios en el corto plazo y, en segundo lugar, porque, en las sociedades con sistemas de pensiones basados en el reparto, que no la capitalización que es otra historia, unos salarios justos cotizan y liquidan ingresos fiscales que permiten pagar pensiones dignas.

Tenemos la responsabilidad no ya de abordar qué es un salario digno por los que hoy trabajan sino también por los que no pueden trabajar y no tienen capacidad de variar sus ingresos en virtud de la productividad.

Como mínimo por esa responsabilidad deberíamos reflexionar juntos sobre si la devaluación salarial o la subida del SMI es la mejor estrategia para salir de los problemas económicos con dignidad.

Hay mucho que añadir, pero ya será otro día.

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