“Dicen que los viajes ensanchan las ideas,
pero para esto hay que tener ideas” (G. K. Chesterton)
Una
de las cosas a las que nos ha obligado el estar recluido en casa durante tantos
meses es el tener tiempo para pensar y estar solos y, esto a permitido que
durante varias semanas no hayamos tenido la necesidad de escondernos debajo de
nuestras máscaras, esas que nos ponemos muchas veces para representar los
diferentes papeles que utilizamos en nuestra vida.
En
estos meses, encerrados en casa, no hemos necesitado esconder lo que somos, la
forma de ser y de pensar que está oculta por las máscaras y, nos hemos encontrado
con el problema de que no conocemos bien lo que somos sin nuestros antifaces. ¿Qué
ocultan nuestras máscaras? Es normal que hablemos de “mi verdad” o de “tu verdad”,
lo que me sorprende en la mayoría de las veces, pero que dice algo que no es
totalmente falso. Lo que hay de cierto, es que somos algo que no es nadie más
que nosotros, aunque muchas veces no sepamos bien en qué consiste, pero que, aún
sin saberlo, no paramos de buscar.
Si
hemos, alguna vez, pensado sobre este tema es fácil que en el fondo último
hayamos llegado a la conclusión que nuestra identidad y lo que verdaderamente
somos nos lo ha dado quien nos ha proporcionado la vida y que ahí se encuentran
las respuestas.
Hasta
llegar a ese lugar iremos viendo cómo en el proceso vamos quitándonos nuestras
máscaras. Ahora con los años acumulados y con la cuarentena veo como se me
desprenden las últimas, pero seguramente no todas. Pues no es fácil.
Una
de las dificultades con las que me encuentro es con las ideas muy de moda en
estos días que me vienen a decir que tenemos que ser lo que somos, de que
nuestra existencia debe ser auténtica. Y está bien. Pero ser lo que somos no es
todo, es solo la mitad de nuestra autenticidad. Existe la otra mitad y es ser
mejor de lo que somos.
La
clave de la cuestión es que “ser uno mismo” no agota ni pone fin a lo que
somos, porque uno, ciertamente, es lo que actualmente es, pero además debe ser
aquello para lo que ha sido llamado a la vida.
Buenos
Días.
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