martes, 30 de junio de 2020

Vocación de nido.


 “Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas” (G. K. Chesterton). 


Si nos fijamos con detenimiento en nuestro hogar nos daremos cuenta de que curiosamente es mucho más grande por dentro que por fuera, es tanto lo que alberga que desde fuera parece imposible que tantas cosas se encuentren y sucedan allí dentro.
La Salewa Denali III nos dio esa impresión el primer día que entramos en ella, no da la impresión desde fuera de su capacidad y de su amplitud, es verdad que es una tienda para tres personas y que nosotros somos dos, pero la sensación de comodidad no solo la sentimos por sus medidas sino también por sentirse a gusto nada más entrar.
Nos ha gustado, sin duda después de probarla durante estos días nos parece una buena elección y, si podía existir alguna duda sobre la utilidad de que se pueda montar sin utilizar las piquetas y que se pueda mover una vez montada hay que decir que esas cualidades deben ser imprescindibles en una tienda para cicloturismo.


Si alguien le interesa saber un poco más sobre nuestra casa cuando viajamos en bicicleta puede mirar la información en: https://amzn.to/2YMF8lE
Las personas necesitamos tener un hogar, un nido al que volver, donde encontremos calor y protección. También lo necesitamos cada noche cuando viajamos, un lugar donde mantener el calor de hogar y estar a gusto después de una jornada de pedaleo. Hay que conseguir sentirse a gusto, que no es lo mismo que el descanso físico que se consigue en una habitación de hotel, tenemos que intentar cada noche construir y volver a nuestro nido, nos encontremos donde nos encontremos.
Para el viajero es interesante tener vocación de nido, construirlo cada día, donde anidar cada día la fortaleza necesaria que nos dé el valor para volar cada mañana, saber que a la noche tendremos un nido que nos devuelva a dar la suavidad interior que produce reciedumbre.
Generalmente llegamos al final de cada jornada de viaje deseando montar nuestra casa, nuestro hogar, nuestro nido y deseando tranquilidad, planeando nuestra cena y el uso del escaso tiempo del que disponemos. El deseo de llegar a ver montado nuestro campamento es muchas veces un anhelo de calor si hemos pasado frío, de consuelo si estamos dolidos. Es un anhelo de bienestar, de contención. Es un anhelo de hogar.
Porque está claro que no es suficiente una casa o una tienda de campaña para que exista un hogar. Necesitamos crear un entorno personal, disponer de nuestras cosas y adornos que tengan significado para nosotros. Hace falta generar un espacio donde nos dé gusto estar y que se irá llenando en escasos momentos de afecto con nuestras vivencias, con los momentos gratos he pasado durante el día y que allí compartimos.
Para realizar un largo viaje es necesario poseer esa cualidad pues de lo contrario no puede durar meses, los grandes viajeros lo hacen cada día, crean hogar, mantienen la llama encendida cada noche. Cada uno de nosotros puede hacer que cada noche cuando montemos nuestra tienda o nuestro pequeño campamento sea una experiencia placentera y deseada. Solo se necesita sentir el calor de hogar. ¡Suerte!
Buenos Días.  

No hay comentarios: