“Dicen que los
viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas” (G. K.
Chesterton).
Si nos fijamos con detenimiento en nuestro hogar nos
daremos cuenta de que curiosamente es mucho más grande por dentro que por fuera,
es tanto lo que alberga que desde fuera parece imposible que tantas cosas se
encuentren y sucedan allí dentro.
La Salewa Denali III nos dio esa impresión el primer día
que entramos en ella, no da la impresión desde fuera de su capacidad y de su
amplitud, es verdad que es una tienda para tres personas y que nosotros somos dos,
pero la sensación de comodidad no solo la sentimos por sus medidas sino también
por sentirse a gusto nada más entrar.
Nos ha gustado, sin duda después de probarla durante
estos días nos parece una buena elección y, si podía existir alguna duda sobre
la utilidad de que se pueda montar sin utilizar las piquetas y que se pueda
mover una vez montada hay que decir que esas cualidades deben ser
imprescindibles en una tienda para cicloturismo.
Si alguien le interesa saber un poco más sobre nuestra
casa cuando viajamos en bicicleta puede mirar la información en: https://amzn.to/2YMF8lE
Las personas necesitamos tener un hogar, un nido al que volver,
donde encontremos calor y protección. También lo necesitamos cada noche cuando
viajamos, un lugar donde mantener el calor de hogar y estar a gusto después de
una jornada de pedaleo. Hay que conseguir sentirse a gusto, que no es lo mismo que
el descanso físico que se consigue en una habitación de hotel, tenemos que
intentar cada noche construir y volver a nuestro nido, nos encontremos donde nos
encontremos.
Para el viajero es interesante tener vocación de nido,
construirlo cada día, donde anidar cada día la fortaleza necesaria que nos dé el valor para volar cada mañana, saber que a la noche tendremos un nido que nos
devuelva a dar la suavidad interior que produce reciedumbre.
Generalmente llegamos al final de cada jornada de viaje deseando
montar nuestra casa, nuestro hogar, nuestro nido y deseando tranquilidad,
planeando nuestra cena y el uso del escaso tiempo del que disponemos. El deseo
de llegar a ver montado nuestro campamento es muchas veces un anhelo de calor
si hemos pasado frío, de consuelo si estamos dolidos. Es un anhelo de
bienestar, de contención. Es un anhelo de hogar.
Porque está claro que no es suficiente una casa o una
tienda de campaña para que exista un hogar. Necesitamos crear un entorno
personal, disponer de nuestras cosas y adornos que tengan significado para
nosotros. Hace falta generar un espacio donde nos dé gusto estar y que se irá
llenando en escasos momentos de afecto con nuestras vivencias, con los momentos
gratos he pasado durante el día y que allí compartimos.
Para realizar un largo viaje es necesario poseer esa
cualidad pues de lo contrario no puede durar meses, los grandes viajeros lo
hacen cada día, crean hogar, mantienen la llama encendida cada noche. Cada uno
de nosotros puede hacer que cada noche cuando montemos nuestra tienda o nuestro
pequeño campamento sea una experiencia placentera y deseada. Solo se necesita
sentir el calor de hogar. ¡Suerte!
Buenos Días.
No hay comentarios:
Publicar un comentario