“Dicen que los
viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas” (G. K.
Chesterton).
Hace días que estoy haciendo un repaso de cómo nos funcionó
todo el material nuevo que adquirimos y haciendo los cambios que estoy viendo
necesarios.
Así que os diré, poco a poco, cuáles han sido esas
sensaciones, y curiosamente fue momentos antes de empezar cuando surgió la
primera prueba.
El primer día siempre está lleno de incertidumbres y de
ilusiones, por eso cuando te diriges a poner las alforjas en la bicicleta y
descubres con sorpresa que la rueda trasera está vacía empiezas a pensar que
vas a comenzar un viaje con episodios sorprendentes y que a fin de cuentas era
esto lo que buscabas.
No presenta muy buena imagen que estés reparando una
rueda pinchada antes de colocar la primera alforja, no fue un pinchazo en el
sentido teórico de que se clavó algo punzante en la cámara, sino que fue el
típico roce de la cámara con el hueco de los rayos al tener demasiada presión o
tener la cinta protectora de mala calidad, o sea el típico pinchazo que nos
encontramos en la parte interna de la cámara y al que nunca localizamos su
causa.
La noche anterior hinche las ruedas a la máxima presión, tengo
que decir que me sorprendí ya que tome mis precauciones; una buena cubierta, una
cinta antipinchazos y otra cubre llanta. Me fallo la de la llanta con la máxima
presión, al ponerle medio kilo menos de presión ya no tuve ningún problema en
el viaje, aunque por precaución al llegar a Xàtiva compre en Decathlon otra
junta para añadirla si se volvía a deshinchar.
Os dejo unos enlaces de ese material por si alguien siente
la curiosidad de conocerlos.
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cámaras: https://amzn.to/3eFhP2H
Cubiertas: https://amzn.to/3g61KmR
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No es la mejor forma de comenzar una salida de varios días,
pero sí lo que queríamos era probar el material no hay duda de que el comienzo
era esperanzador.
Después de tantos años sin practicar el cicloturismo lo
importante era subirse en la bicicleta cargada con el material para pasar
varios días, y empezar a pedalear. Teníamos material nuevo que nunca habíamos
probado y cambios en la bicicleta que no podían dar el resultado que esperábamos,
pero esto no era lo que más importaba, es más creo que cuando realmente nos
gusta una actividad la tenemos que realizar incluso sin tener ninguna esperanza
de hacerla bien o que nos salga todo lo perfecta que nos gustaría.
El primer día todo estaba controlado, el recorrido nos lo
sabíamos de memoria con sus subidas, bajadas y cruces, todo bajo control y sin
embargo esa rueda vacía me recordó que los problemas existen y existirán siempre.
Lo sabía, desde siempre existen los problemas. Y resulta que los problemas son
el pan nuestro de cada día. Los problemas, si lo analizamos un poco, tienen
todos algo en común, y es la forma en que se logra solucionarlos. La receta es
la misma, bien sencilla.
Tenemos que acudir primero a los pequeños obstáculos para
ir llegando al problema principal de nuestras preocupaciones. Empezar primero
por lo más sencillo y no perder la tranquilidad. Quitamos la rueda, lo hemos
hecho muchas veces, sacamos la cámara y la cambiamos por otra y montamos la
nueva, poco a poco, sin prisas pues es solo un pequeño obstáculo que nos ha
mantenido ocupados que no preocupados por unos minutos, no siempre resulta
fácil enfrentar nuestros problemas, pero al menos podemos intentarlo mientras
vamos poco a poco, transformando nuestro miedo, angustia y desesperación, en
fortaleza y esperanza.
Buenos Días.
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