Sábado 7 de Abril de 2018.
¡Buenos días! Dijo Bilbo. ¿Qué quieres decir? Preguntó Gandalf, ¿Me
deseas un buen día, o quieres decir que es un buen día, lo quiera yo o no; o
que hoy te sientes bien; o que es un día en que conviene ser bueno? -Todo eso a
la vez- dijo Bilbo. (El Hobbit, J.R.R. Tolkien)
Lo siento, ayer no pude
avanzar con los presupuestos, los viernes siempre son complicados, así que
continuo estancado alrededor de la pagina 200, veremos si este fin de semana
puedo avanzar un poco más.
Hoy estoy viendo un día que
será gris, así que paciencia, aunque la temperatura no es mala 15,4 grados, vamos
a ver como se desarrolla este sábado.
He estado viendo la cantidad
de problemas con los que se encuentra la gente famosa y tal vez, sin querer,
deje entrever el otro día lo malo que debe ser, pero viéndolo con un poco más
de tranquilidad creo que tener fama no es necesariamente malo.
Claro, que esto va a depender
de lo entendamos por fama, según lo entiendo yo, la fama es el reconocimiento
social a una buena conducta. Si necesito un buen profesional, lo que hago es
preguntar por alguien que tenga fama de hacer las cosas bien en esa profesión;
voy a un restaurante o a un hotel que tenga fama de que allí se come bien o dan
un buen trato.
La fama nos la tiene que dar la
sociedad –no se puede comprar; hay que ganársela y, a cambio de recibirla, uno
se convierte en modelo de conducta y aunque no la relacionamos muchas veces tiene
que ver mucho con la dignidad de las personas. Por eso la difamación es algo
malo, y por eso también todo el mundo tiene derecho a la fama, al buen nombre.
¿Qué suele pasar? Pues, lo
malo es que la fama no tiene muy buena fama. Ser famoso hoy en día es casi sinónimo
de ser superficial, coleccionista de escándalos, cuando no, de haber cometido
algún pequeño o grande delito, carne de cañón de los programas de cotilleo y de
las revistas del corazón. Lo que se dice “vivir del cuento”, vamos. Por eso
muchas veces ser famoso no es fácil de llevar.
Cuando se es famoso por su esfuerzo
y trabajo, en ciertas profesiones es verdad que se exige una cierta notoriedad
y presencia pública. Esa comparecencia pública en los foros que corresponden a
la profesión y oficio de uno es imprescindible, y puede incluso ser muy buena y
necesaria. Pero cuando esa fama le hace a uno perder el pudor y la modestia,
envalentonarse, y dejarse ver por lugares y foros que no le corresponden, hay
que empezar a preocuparse, porque la fama puede empezar a subírsele a la cabeza
y desnortarle.
Feliz y Dulce Día.
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