Miércoles 25 de Abril de 2018.
¡Buenos días! Dijo Bilbo. ¿Qué quieres decir? Preguntó Gandalf, ¿Me
deseas un buen día, o quieres decir que es un buen día, lo quiera yo o no; o
que hoy te sientes bien; o que es un día en que conviene ser bueno? -Todo eso a
la vez- dijo Bilbo. (El Hobbit, J.R.R. Tolkien)
A pesar que estoy y estaré muy
liado durante algunos días con la maquetación del cartel de la XXXVI Volta a
Peu a Pego y en la confección de las etiquetas para los trofeos voy a encontrar
algo de tiempo para repensar los problemas que presentaba ayer. Y, lo voy a
hacer porque me gusta el tema.
Cuando en mi balcón tengo la
temperatura de 17,4 grados y todo parece indicar según puedo observar que si no
llueve dentro de unos instantes lo hará en algún momento de este día, voy a empezar
diciendo que se trata de hacer un mundo nuevo, esta es la tarea.
¡Hacer un mundo nuevo! ¡Ahí es
nada! ¡Menuda empresa! Ciertamente es un ideal que me sobrepasa y nos
sobrepasa, pero no podemos aspirar a menos.
¿Por dónde se empieza? Se
empieza haciendo hombres nuevos, y no voy a proponer utopías. ¿Quiénes tienen
que ser esos hombres nuevos? Nosotros, ¿quién si no? Nosotros, que sabemos que
debemos cambiar este mundo.
Ya se, ya se, que esta es una
idea muy excelsa y muy bella, pero a la que debemos prestar alguna atención
para no quedarnos en las nubes. Por eso vamos a intentar alguna explicación.
Y, empezare por escuchar, en
contra de lo que os pudiera parecer la postura más juiciosa, a mi entender, no
debemos empezar preguntándonos qué tenemos hacer. Antes de pensar en qué hay
que hacer, hemos de pensar en qué hay que pensar, y antes aún debemos disponernos
para poder pensar. Para ello lo primero es desperezarnos, espabilarnos y espabilar
el oído.
Por eso, me voy a tomar un café
con algo dulce que lo acompañe y ya voy pensando durante el resto del día. Mañana
os cuento.
Feliz y Dulce Día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario