Miércoles 4 de Abril de 2018.
¡Buenos días! Dijo Bilbo. ¿Qué quieres decir? Preguntó Gandalf, ¿Me
deseas un buen día, o quieres decir que es un buen día, lo quiera yo o no; o
que hoy te sientes bien; o que es un día en que conviene ser bueno? -Todo eso a
la vez- dijo Bilbo. (El Hobbit, J.R.R. Tolkien)
Ayer, estuve pensando un poco
en ese “buenos días pecadores” de nuestro querido Jesús, y como también estoy
metido en esos otros líos sobre la conciencia y como nos dice lo que está bien
o mal de nuestros actos, me ha sido fácil enlazarlo con el pecado, pues no
siempre comprendemos qué es exactamente el pecado.
Entender el pecado es
comprender nuestra conducta humana. En nuestra sociedad actual se tiende a ver
todo como algo relativo, y que nuestros actos no tienen consecuencias.
Comprender qué es el pecado es importante porque nos puede hacer comprender
mejor nuestra relación con los demás y los efectos de nuestras acciones.
Aunque, debo decir dos cosas
antes de continuar; la primera es que hoy los 16,4 grados ya son desde mi balcón
y la segunda que no va a poder entender qué es el pecado si no se entiende
antes la relación profunda que existe entre Dios y los hombres. Por lo que a
menos que seamos cristianos va a ser muy difícil entenderlo.
Porque la idea de pecado se
construye sobre varios pilares. Uno es la existencia de un Dios que tiene un
designio de amor para los seres humanos.
Otro es la libertad del
hombre, que puede escoger entre el bien y el mal, que puede dar un sí a Dios y
a los demás, o un sí al egoísmo y a la avaricia.
Como se que muchos de vosotros
no lo vais a entender, no voy a realizar mucho esfuerzo pues en los corazones y
en las sociedades donde se piensa o se vive como si Dios no existiese, es
imposible pensar en el pecado, por más que sea una realidad.
Como tampoco se puede entender
el pecado si uno supone que no hay libertad, que somos esclavos del instinto o
de las presiones sociales.
Aunque, a pesar de que tengáis
algunos obstáculos ideológicos para aceptar que existe el pecado, muchos notáis
descontento cuando obráis mal. Porque percibís una voz interior que os acusa
cuando habéis mentido a un amigo, cuando robáis un algo “pequeño”, cuando preferís quedarnos
en cama en vez de ayudar a alguien.
Hay esa voz, esa voz no se
explica simplemente como una estructura molesta y anacrónica, sino que surge
desde el deseo de bien, de verdad, de justicia, que son parte de nuestra
humanidad.
Feliz y Dulce Día.
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