miércoles, 3 de febrero de 2021

Un "clac".

 “Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas” (G. K. Chesterton)

Cuando vas en bicicleta y oyes un “clac”, no hay duda, algo se ha roto y la gravedad de la rotura siempre va a depender del tiempo que se tarde en localizarla. Si te tienes que detener porque no puedes continuar la rotura suele ser grave, pero si por el contrario localizas el origen del “clac” a los dos días cuando haces la revisión, entonces, aunque la rotura haya podido ser importante no ha sido lo suficientemente grave.

Se me rompió el pasado domingo un rayo de la rueda trasera y, como siempre del lado de los piños, seguramente si hubiese andado de viaje con las alforjas cargadas no hubiera tenido más remedio que aflojar un poco el cable del freno y hubiera terminado sin problemas el día, pero no fue este el caso, así pude continuar sin la necesidad de averiguar el motivo del “clac”.

Si hubiese andado de viaje con las alforjas cargadas hubiera llevado no solo un rayo sino también la llave para desmontar el casete de los piños, lo que me lleva a la conclusión de que el plan B ante una avería grave en una excursión de un día suele ser pensar que puedo volver a casa con solo una llamada por el móvil.

Los planes B son más importantes de lo que podemos pensar y generalmente más sencillos, aflojar la tensión del cable de freno ante la rotura de un rayo es mucho más sencillo que cambiarlo. Recuerdo ahora el caso de los problemas que a los que se tuvieron que enfrentar los ingenieros americanos que tenían que preparar los viajes de los primeros astronautas cuando se dieron cuenta de que los bolígrafos no funcionarían sin gravedad (o con gravedad cero), pues la tinta no bajaría hasta la superficie en que se deseara escribir.

Para resolver este problema estuvieron varios años y se gastaron varios millones de dólares para desarrollar un bolígrafo que funcionaba: bajo gravedad cero, al revés, debajo del agua, prácticamente en cualquier superficie incluyendo cristal y en un rango de temperaturas que iban desde abajo del punto de congelación hasta superar los 300 grados centígrados.

En cambio, cuando los rusos tuvieron el mismo problema simplemente utilizaron un lápiz.

No es cuestión, muchas veces, complicarse la vida, sino más bien buscar la solución más simple al problema y, es que nos centramos mucho en los problemas y poco en las soluciones

De lo que se trata es de ser positivo y no ver solamente la parte negativa de las cosas. Por ejemplo, ante el trabajo de limpiar después de una fiesta hay que pensar que estuvimos rodeados de amigos y familiares. Ante la molestia del despertador que nos despierta todas las mañanas, hay que pensar; ¡Estoy vivo!

No estoy diciendo que ante los problemas tengamos que poner como excusa un plan B que nos libera de solucionarlos, ni inventar excusas para simplemente lavarse las manos. Los pretextos o excusas en ocasiones pueden parecer razones válidas para no hacer algo, pero si lo hacemos como un hábito podríamos tener problemas.  

Casi todos los problemas tienen una solución, solo es cuestión de dedicarles tiempo para encontrarlas.

Buenos días.

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