lunes, 15 de febrero de 2021

Mis decisiones afectan.

 “Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas” (G. K. Chesterton) 

Parecía imposible, pero hemos encontrado y hemos conseguido realizar un recorrido nuevo, otra vez alrededor de los cien kilómetros y con un final que nos viene gustando, bajar por la Gallinera.

Hemos subido a la Llacuna desde Villalonga para bajar por Lorcha, Beniarres, Benimarfull, Planes, Patró, la Carroja, Benisiva, Beniali, Adsubia y por fin Pego.

Cuando me levante ayer nada me hacía pensar que subiría a la Llacuna, son decisiones que se toman casi sin pensar y en el último momento, pues queríamos ir hacia Cullera pero la dificultad que representaba cruzar Gandía, ya que esta confinada los fines de semana, nos hizo intentar y conseguir subir un puerto más en la imaginaria ya larga lista de puertos conquistados, una lista que solo sirve para recordar por donde hemos pasado y que no añade nada más, ni siquiera una cantidad que aumentar ni una colección que completar.

A veces tenemos la impresión de que algunas elecciones o decisiones nos resultan insignificantes, sin valor, sin transcendencia.

En realidad, quedarme en casa o ir de excursión, ver este o aquel programa de televisión, leer un libro de aventuras o uno de filosofía, tomar más o menos copas de cerveza... son decisiones que “entran” en mi vida, que llegan a ser parte de mí mismo, que me cambian.

No sólo yo quedo “tocado” en cada decisión. También los demás, los más íntimos, los más cercanos, van a sentir los efectos de mis decisiones. Otras personas, por muy personal que sea mi decisión, serán afectados, para bien o para mal, de lo que comienza en el mundo a partir de lo que yo hago o de lo que yo deje de hacer.

Los que se encuentren más cerca y los más alejados, el mundo, queda afectado por mi comportamiento. No es igual que elija una ruta de montaña u otra llana, más corta o larga, no es indiferente si me comprometo a reciclar con atención la basura.  Mis compañeros de excursión, mi barrio, mi ciudad, el planeta tierra, van mejor o peor según mis costumbres, según mi preocupación por la forma física en que nos encontremos, según como tire la basura.

Mis decisiones afectan, por lo tanto, a personas que obtendrán beneficios o no. Cada una de mis decisiones introduce algo distinto, nuevo, bueno o malo, justo o injusto, en este mundo de contradicciones y de esperanzas.

Hay que reflexionar profundamente antes de tomar una decisión, de empezar un nuevo acto. Hay que pensar en serio si quiero ser un pequeño artífice de bien o un simple estorbo. Hay que escuchar esa voz humilde y sencilla que tenemos en nuestro interior que me repite, con un tono suave e íntimo, que hasta un vaso de agua dado a un ciclista que pasa o a un caminante sediento no quedará sin recompensa. Porque ese simple gesto de cariño habrá introducido algo bueno, algo bello, en el mundo de los corazones sedientos de amor sincero.

Buenos días.

No hay comentarios: