“La principal diferencia entre los hombres y los animales es que todos los hombres son artistas; aunque la inmensa mayoría de nosotros seamos malos artistas” (G. K. Chesterton)
Esterre --- Arrens-Marsous.
19/08/23
Distancia: 32,96 km. Media: 11,81 km/h. Altura: 504
m.
Hoy ha sido un día de relativo descanso, pues
los 504 metros de ascensión en solo 33 kilómetros son para mí muchos metros, es
más, yo diría que demasiados ya que los hemos ascendido en la parte final.
Había que tomarse el día con tranquilidad después del día de ayer.
Según mi manera de plantear las etapas y,
siempre que sea posible, procuro no repetir durante más de dos días seguidos
esfuerzos intensos. Es ya una tradición en mis viajes; empezar a pedalear cada
mañana lo más descansado que pueda. Un día fuerte debe tener un día fácil que
le siga.
Es una tradición que es muy complicada
que se rompa, y pienso que es fundamental que se mantenga para continuar
viajando. Sin esa tradición no existirían desde hace años mis viajes, no se
podrían entender ni los pasados ni los que pueden venir.
Con esto de la tradición tenemos un
problema, pues desgraciadamente, a veces se confunde tradición con
tradicionalismo. El tradicionalismo es el estancamiento de la tradición, es
convertir la tradición en métodos inamovibles o en cosas intocables. Muchas personas
condicionadas por esta confusión catalogan a las personas como conservadoras o
progresistas, como si las primeras despreciasen las actualizaciones necesarias
que necesita cada presente y las segundas solo valorasen las ocurrencias
actuales olvidando el pasado que nos ha conducido al presente. Y es que todos
somos herederos de un pasado. ¿Qué seríamos si fuéramos reducidos a contar solo
con nosotros mismos? Por otra parte, no conviene olvidar que una buena acogida
del pasado exige acomodarlo y actualizarlo a las nuevas necesidades del
presente.
Mi forma de viajar y de entender el
ciclo-viaje es tradicional, con alforjas en todos los lugares donde sea posible
y llevando todas las comodidades que puedan entrar en ellas, desde que lo
descubrí he ido aprendiendo de todos los ciclo-viajeros que me han precedido, y
junto con ellos he ido mejorando, ya sea en distribución, material y
recorridos. Pero el ciclo-viaje se va renovando y obliga a seguir estando
atento a todas las novedades que van surgiendo. Por eso, el ciclo-viaje es
siempre actual, pero teniendo siempre como referencia el mismo espíritu.
El que yo tenga las raíces en el ciclo-viaje tradicional no excluye que pueda expresar una forma original de viajar, nueva y mirando hacia el año que viene. Yo no me limito a repetir los viajes que vi en mi juventud. Ahora la respuesta a las distintas dificultades que van surgiendo son diferentes. Ser fiel al tradicional ciclo-viaje comporta tener en cuenta dos aspectos que son complementarios: uno la conservación y otro la evolución. Añorar el pasado no sirve si uno no es capaz de hacerlo revivir en lo que se crea nuevo.
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