sábado, 26 de agosto de 2023

Lekumberri --- Llumbier. 06/08/23

 “No tienes un alma. Eres un alma. Tú tienes un cuerpo.” (C. S. Lewis)

Lekumberri --- Llumbier. 06/08/23

Distancia: 80,17 km. Media:14,82 km/h. Altura: 986 m.

Otra etapa larga, aunque por poco, pero se han superado los 80 kilómetros y casi llegamos a los 1000 metros de altura, lo que ya supondréis que ha sido un esfuerzo más que interesante.

Desde que he dejado de seguir la costa, de ver el mar, siento una especie de encogimiento, de estrechez pues el horizonte ya no es tan grande y eso me produce una sensación de soledad que se mantiene hasta que llego a una cima, son horas hasta que el horizonte se abre y vuelve a ser inmenso, pero he tenido que sufrir, me he tenido que esforzar para conseguirlo, hasta ahora, con solo girar la cabeza a la izquierda casi seguro que ahí estaba la inmensidad del mar.

Esto, me ha hecho reflexionar sobre algo de lo que he oído hablar en bastantes ocasiones, la “cultura del esfuerzo”, que en un principio me parece algo positivo, sin embargo, hace unos días casi sin esfuerzo tenía grandes horizontes a vista y ahora debo realizar un esfuerzo mucho mayor para alcanzar una sensación parecida.

Digamos que el esfuerzo es algo positivo para la vida, es muy difícil llevar una vida plena si no estamos dispuestos a esforzarnos. Por ello educar en el esfuerzo es un camino positivo para las personas que lo llevan adelante y también para la sociedad en su conjunto. Ahora bien, cuando unimos la cultura del esfuerzo a la cultura del éxito, el fomento del esfuerzo puede traer consecuencias contrarias a las que pretende.

Aunque el esfuerzo es algo imprescindible para lograr algo, no es la única variable que nos lleva a conseguir lo que queremos. Que logremos los objetivos que nos proponemos o que alcancemos metas deseadas por muchas personas no solo depende del esfuerzo, sino que juegan muchas otras circunstancias que también influyen.  

Uno de los factores que se une al esfuerzo para que tengamos éxito es, por ejemplo, la suerte. Otro factor que se une al esfuerzo es el momento histórico en el que nos encontramos o la sociedad en la que vivimos. Un mismo nivel de esfuerzo también va a traer resultados diferentes si hemos nacido en un país pobre y en una aldea perdida o si lo hemos hecho en un país rico en una población cercana a centros económicos y culturales.

No es lo mismo nacer con un cuerpo adecuado para el deporte, que tener unas condiciones físicas que no nos permiten realizar grandes avances en nuestro entrenamiento. El esfuerzo es necesario, pero no lo es todo. Hay muchas otras cosas que influyen en los resultados de nuestros esfuerzos y que no dependen de nosotros.

 Ahora bien, la “cultura del esfuerzo” tiene una parte negativa que tiene que ver con el objetivo que pretendemos con el esfuerzo. Porque un esfuerzo puede dirigirse en diferentes direcciones y en la sociedad actual se orienta al logro de éxito en la vida, y en nuestra sociedad esto se suele identificar con: salud, amor y dinero.

Si hablo de esfuerzo y lo enfoco únicamente hacia el éxito puedo llegar a pensar que si me esfuerzo lo suficiente alcanzaré siempre mi objetivo, y esto no es verdad. Es decir, puedo pensar que es el esfuerzo el único factor que me llevará al éxito, que todo está en mis manos y por ello, si no lo logro es porque no me he esforzado lo suficiente. Y así, nos podemos encontrar con muchas personas que se han esforzado mucho y no han logrado nada, y es que hay más personas que no lo alcanzan lo que pretenden que aquellas que lo hacen.

Esto tiene como consecuencia que muchas personas saben que siempre van a ser unos “fracasados” y, al percatarse de que no van a poder conseguir sus objetivos creen que no vale la pena esforzarse. El que sabe que alcanzar los primeros lugares es solo para unos pocos y no depende solamente de su esfuerzo, se puede preguntar: ¿Para qué voy a afanarme más si nunca lo voy a alcanzar? Por ello, insistir mucho en que el esfuerzo es el único camino válido para lograr los objetivos soñados, tiene una consecuencia no deseada que es la gran cantidad de personas que dejan de esforzarse porque saben que nunca llegarán.

Esto puede crear una gran cantidad de personas que no se esfuerzan, que saben que todo aquello que hagan es estéril, así que ¿Para qué esforzarse? ¿Para qué trabajar con ahínco en algo que está fuera de nuestro alcance? Hay muchas personas que se sienten engañadas porque después de esforzarse, no han logrado el éxito deseado y, además, pueden ser acusadas de no haberse afanado lo suficiente.

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