“Aburrirse es besar a la muerte”. Ramón Gómez de la Serna.
Andromero ---
Villaviciosa. 25/07/23
Distancia:
63,05 km. Media: 13,42 km/h. Altura: 964 m.
Veo que una de las cosas
que más ha llamado la atención en mis dos entradas anteriores es el tema de la “verdad”
y que debería de dedicar algunos días para explicarla desde mi modesta posición,
sobre todo porque aunque llevo años persiguiendo la Verdad tengo que decir que
todavía no la he encontrado. Mi religión católica me dice que lo puedo
conseguir, y en esto estoy.
Hay otra cosa que
encuentro interesante en este viaje, en este y en la mayoría, no es sencillo
encontrar y disfrutar de un día bueno en su totalidad, pues no es sencillo encontrar
y disfrutar de el bien, muchas veces nos llevamos un chasco.
Pensándolo un poco nos
damos cuenta que el bien es aquello que se considera deseable, valioso para mí.
En realidad encontrarlo debería de ser fácil, incluso todos tendríamos que
estar de acuerdo al clasificarlo. La cuestión es si es algo objetivo o no, si
tiene un valor intrínseco o relativo. ¿Qué requisitos debe tener algo para ser
bueno? ¿Se puede hablar del bien en una sociedad tan relativista?
Bien es lo que deseo,
mal lo que no quiero. Bien es lo que me hace bien, lo que me conviene, lo que
contribuye a realizarme como persona; lo que me hace bueno. Parecía pues que
todos deberíamos entender como bien lo mismo. Ya que tiene que ser algo que me
armonice conmigo y con los demás. Para que algo sea bueno lo tiene que ser en
todas sus partes y aspectos; no basta con que tenga alguna buena cualidad. No
puedo decir que este es un buen viaje, porque es bonito o divertido, si me
resulta durísimo.
Ser listo es esto: en
discernir bien. Un buen gobernante, un padre, deben procurar el bien de los suyos;
que no será siempre lo que ellos deseen, ni lo más fácil o cómodo.
Hay que procurar ser lo
suficientemente sabios para que no nos engañen las apariencias. La experiencia
de la vida, la formación recibida, el buen uso de la razón nos deben ayudar a
discernir lo que nos conviene; a distinguir entre la apariencia y la realidad;
entre lo apetecible y lo bueno. No es fácil saber apreciar el bien, valorarlo, defenderlo.
Por listos que nos creamos, nos pueden dar “gato por liebre”.
En mi opinión la clave,
el punto principal es el descubrimiento del sentido de la vida, si se la razón
de mi existencia sabré aquello que me hará feliz. Lo que me hará eternamente joven,
aunque pesen los años. Hay personas siempre jóvenes, sonrientes, positivos. Son
todos los que han descubierto su bien: que se sienten amados, que pueden amar. He
leído por ahí una frase interesante para esta ocasión: “Lo que se necesita para
conseguir la felicidad, no es una vida cómoda, sino un corazón enamorado".
En estos momentos de
incertidumbre política y social, de desconcierto, se necesitan sabios: expertos
en encontrar el bien, que lo muestren con sus vidas, que lo hagan amable y
apetecible. El mundo no lo cambiarán los políticos, sociólogos, economistas…,
lo cambian los que saborean la bondad y la belleza del amor.
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