lunes, 6 de diciembre de 2021

¿Sufrir?

 “Los cuentos de hadas superan la realidad no porque nos digan que los dragones existen, sino porque nos dicen que pueden ser vencidos” (G. K. Chesterton)

Por primera vez las ruedas de la Diverge dejaron de pisar asfalto, la saque a pasear por el campo, sobre todo por la montaña y, estuvo bien, aunque tengo que mejorar en lo relativo a las presiones de las ruedas y acostumbrarme a los frenos de disco.

Hay que acostumbrarse, y hasta ese momento se sufre más en la montaña, al menos a mí me cuesta más circular por caminos y pistas con piedras, sufrir, sufrí. No está mal sufrir un poco de vez en cuando, al menos si se hace controladamente. A veces, después de una excursión dura, me asalta la pregunta de si es razonable buscar un sentido al sufrimiento.

Parece claro que si quiero mejorar me tendré que sacrificar y, ese sacrificio siempre me va a costar un esfuerzo y muchas veces producirá sufrimiento. Sin embargo, es fácil entender el sentido de ese sufrimiento ya que me va a conducir a una mejora.

Con el resto del sufrimiento humano cuesta más encontrarle un sentido; enfermedad, muerte, desastres naturales y no tan naturales. No estoy señalando si puedo disminuirlo, sino; qué sentido tiene esa situación en la que todo mi esfuerzo para disminuirlo o evitarlo ha llegado a su fin. En efecto, ¿qué sentido puede tener algo que no quiero, que nadie puede querer para sí mismo?

Al fin y al cabo, el sufrimiento suele ser normalmente un sin sentido. Todos tenemos miedo a sufrir, y la misma pregunta sobre el sentido del sufrimiento ya se atisba un sin sentido.

Hoy en día da la impresión de que no se sabe qué hacer ni qué decir delante del sufrimiento. Sólo se intenta evitarlo, y, como no se consigue hacerlo del todo, se silencia hasta la interpretación de su sentido, un ejemplo extremo lo encontramos en la eutanasia. Ahora se crece con muy poca tolerancia a la frustración. Y así, al evitar todas las estrecheces nos incapacitamos para disfrutar de los grandes horizontes: somos por eso menos felices, tenemos menos alegría. Se intenta ocultar la muerte, pero no se enseña a morir.

Podemos encontrar varias respuestas para el sentido del sufrimiento: por ejemplo, la de que ni siquiera deberíamos plantearnos el sentido del sufrimiento, porque el sufrimiento es algo que pertenece a la naturaleza, y que se considera necesario, así que ante el dolor sólo cabe la resignación.

Otra respuesta para evitarlo podría ser, aceptarlo como algo que no puedo cambiar, llegando a la apatía o la impasibilidad. En la práctica es una respuesta difícil de poner en práctica, sobre todo ante un dolor intenso. Pensando de esta manera sólo nos quedaría la salida del suicidio, pero claro, entonces se destruiría lo que se quería respetar: la persona tal como es.

Otra forma es intentar suprimir el sufrimiento anulando nuestra voluntad, el yo, que es el origen de la voluntad y de la libertad.

Si repasamos las respuestas anteriores nos daremos cuenta de que no son en realidad respuestas al sentido del sufrimiento, sino intentos fallidos de suprimirlo.

La única respuesta que creo más acertada es la que se podría resumir así: el sufrimiento tiene sentido sólo si todo tiene sentido. Ya sé que esto no elimina todo el misterio del sufrimiento ante lo que, a nuestros ojos, parece que no tiene sentido.

No es sencillo, es más, muchas de las veces es imposible encontrar ese sentido, sin embargo, si sabemos que lo tiene nos va enseñando, o nos ha enseñado, cosas que nos son valiosas para nuestra vida: ordenar nuestros valores, darnos cuenta de que muchas cosas pequeñas son importantes, no colocar nuestros objetivos en el éxito profesional, preocuparnos más por los que nos rodean.

Entonces, aunque no sea capaz de ver en el momento que sufro, un motivo, tengo el consuelo, me consuela saber que tarde o temprano lo encontraré, así el sufrimiento es consuelo. Sin embargo, esto presenta un problema, si bien yo puedo buscar un motivo y por lo tanto puedo tener un consuelo, ¿qué sucede con los que no pueden? Por ejemplo, los niños pequeños, esto amplía el misterio del dolor.

Lo que soluciona el problema no es esquivar el sufrimiento y huir ante el dolor, sino la capacidad de aceptar la adversidad que estamos padeciendo y encontrar en ella un sentido. Ante tanta dificultad para encontrar una respuesta clara al sentido del dolor, sólo puede existir una solución; el sentido del sufrimiento sólo puede existir si no tiene la última palabra, porque nos abre las puertas a una Vida nueva, donde ya no hay sufrimiento alguno.

Buenos días.

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