“Integridad es hacer lo correcto, incluso cuando nadie está mirando.”. C.S. Lewis.
Cuando llegan estas fechas, cuando se acerca el fin de
año, sin darme cuenta me encuentro realizando un repaso a todo lo bueno y lo
malo que me ha sucedido, en esta ocasión en este 2021. Junto con esta necesidad
aparece desde hace unos años un, podría llamarlo el “derecho al olvido”.
Voy a explicarlo un poco. Más o menos sería el posible el
derecho de las personas a que episodios complicados que nos hayan sucedido,
desaparezcan de nuestros recuerdos. Como si no hubieran existido. En principio no
parecería existir ningún problema para estar de acuerdo con ello, pero ¿hasta
dónde llegaría ese derecho?
He reflexionado, y
habría que pensar muy bien que parte de nuestra vida nos gustaría borrar. Y
sobre el peligro que existiría si eso fuese posible, pues diseñaríamos un
pasado a la carta. ¿Seriamos los mismos después de borrar un episodio? ¿Qué
pasaría con nuestro deber de asumir las consecuencias de nuestros actos? ¿Qué
pasaría con la experiencia que no tendríamos?
Creo que todos tenemos la posibilidad de equivocarnos. O
de cambiar de opinión. Y saberlo es bueno. Creo que también es bueno aprender
de nuestro pasado. Pero claro, para que todo esto funcione bien tenemos que ser
conscientes de ello, si fuéramos más conscientes de que nos tenemos que
equivocar y que tendremos que afrontar las consecuencias, tal vez nos pensaríamos
un poco más los actos que vamos a realizar o las palabras que vamos a decir. Sin
embargo, si nos metemos en la lógica de que no pasa nada, y de que todo se
puede borrar, no sería de extrañar que cada vez nuestras decisiones fueran más
impulsivas. Sin olvidar algo muy importante, que nuestros actos dejan huella y
afectan a otras vidas.
La verdad es que nosotros somos herederos de lo que
fuimos, nos guste o no y, sobre todo, nuestra sociedad es el resultado, el
fruto, de los que nos precedieron y de las semillas que sembraron.
No puedo mirar al 2022 para colocar mis proyectos e
ilusiones sin echar vistazo a este 2021 que se nos termina. El mañana no puede ni
debe ser ordenado ni dirigido por quien pretende manipular el pasado. El 2022,
se elaborará con nuestros comportamientos y con nuestros hechos, con nuestros
sueños y nuestras esperanzas, con nuestra, en fin, voluntad, será lo que
queramos que sea; será lo que nuestro esfuerzo determine, lo que nuestra fuerza
de espíritu nos ofrezca y seamos capaces de admitir como nuestra, con ella, enderezáremos
lo que hayamos torcido.
Pero, a pesar de todo; a pesar de lo dicho y de lo que se
hace; a pesar de nuestros dolores de cabeza y a pesar de todos esos todos, en
medio de ese ayer y de ese mañana está este hoy, el presente nuestro que hace
que nos tambaleemos ante las asechanzas de esa nueva variante rampante del
covid que pretende hacer como si el pasado no contase, como si las vacunas y
las restricciones no sirvieran de nada y que pretende hacer como si el futuro
dependiese de su voluntad. Ignora, ignoran también los defensores a ultranza de
este particular malestar de nuestra vida y de nuestros corazones como es esta
sociedad deshumanizada, que realmente sólo son un falso sueño, una nada dentro
de esa escasa virtud que piensan que los alumbra, cuando solo es un fuego
apagado en el que buscan un calor que no calienta.
Cuando el 2022 ya sea ayer, en ese futuro, estos
problemas sólo serán una mala pesadilla, una penumbra que pasó, una tiniebla
que se habrá disipado de nuestra memoria que, para nuestro bien, también será
nuestra vida.
Buenos días.
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